Mostrando entradas con la etiqueta Alimentos. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta Alimentos. Mostrar todas las entradas

martes, 10 de noviembre de 2020

El 97% de los alimentos dirigidos a niños no son saludables

 

Shutterstock / Lightspring
Ana Belén Ropero Lara, Universidad Miguel Hernández y Marta Beltrá García-Calvo, Universidad Miguel Hernández

El Gobierno de España ha anunciado dos medidas para tratar de frenar la enorme tasa de obesidad y sobrepeso en la población infantil. Una de ellas es prohibir la publicidad de alimentos no saludables dirigidos a menores de 15 años. Ya era hora.

Los últimos datos del Estudio ALADINO 2019 han vuelto a poner en primer plano la enorme incidencia de sobrepeso y obesidad infantil en España.

El 40% de los niños y niñas entre 6 y 9 años sufren de esta condición en nuestro país. De estos, el 60% seguirá teniendo exceso de peso cuando sean mayores.

Una de las recomendaciones de la Organización Mundial de la Salud (OMS) para frenar esta otra pandemia es prohibir el marketing de alimentos no saludables dirigidos a niños. La OMS reconoce que la publicidad en TV influye en las preferencias alimenticias y en las pautas de consumo de la población infantil. Por lo tanto, regular este marketing debe ser prioritario para los gobiernos.

¿Son saludables los alimentos dirigidos a niños y adolescentes?

No. Según la OMS, la promoción de alimentos y bebidas para niños se centra principalmente en productos ricos en grasas, azúcar o sal.

La comercialización de estos productos ha sido reconocida en Europa como uno de los factores de riesgo que contribuyen a la obesidad infantil y al desarrollo de Enfermedades no Trasmisibles.

Los resultados de un estudio que hemos realizado en la Universidad Miguel Hernández, con más de 3 000 alimentos disponibles en el mercado español, son altamente preocupantes. De los 563 alimentos dirigidos a niños o adolescentes, el 97% se clasificaron como no saludables. Además, el 62% de los productos eran ricos en grasas; el 59%, en azúcares libres; el 45%, en grasas saturadas y otro 45% en sodio/sal.

También encontramos que los productos dirigidos a niños o adolescentes tenían peor calidad nutricional que el resto. Esto se debía a un mayor contenido en energía, azúcares, sal y grasas saturadas. Por el contrario, tenían menor contenido de proteínas y fibra.

Curiosamente, observamos que muy pocos alimentos saludables se promocionaban para niños o adolescentes. Esto sucedía con las legumbres, la pasta, el arroz, los frutos secos al natural, el pescado o el marisco sin ingredientes adicionales.

Nuestros resultados son similares a trabajos realizados en otros países como Estados Unidos, Canadá, Nueva Zelanda, Brasil, Uruguay o Eslovenia. Por lo tanto, los alimentos con marketing dirigido a niños o adolescentes en todo el mundo son, en su gran mayoría, no recomendables desde el punto de vista nutricional.

¿Qué regulación hay?

En 2005 nació el Código PAOS en España como una forma de autorregulación de la publicidad de alimentos y bebidas dirigidos a menores. El código era voluntario y a él se podía adherir cualquier empresa de alimentación. Este código forma parte de la Estrategia NAOS de la Agencia Española de Seguridad Alimentaria y Nutrición (AESAN) para prevenir la obesidad en España.

Tras 15 años, el código PAOS ha resultado totalmente inefectivo, principalmente debido a su carácter voluntario y a la ausencia de sanciones disuasorias. De hecho, varios estudios han demostrado su claro incumplimiento por parte de las empresas que voluntariamente se habían comprometido a aplicarlo.

Por lo tanto, se hace necesario implementar un sistema de regulación de la publicidad de alimentos para niños que garantice un alto grado de protección de los menores. El Ministerio de Consumo español propone permitir la publicidad para niños solo en caso de alimentos considerados saludables. Serían considerados saludables aquellos clasificados como A o B según el sistema Nutri-Score.

Antecedentes

La Food Standards Agency del Reino Unido fue la primera institución que desarrolló unos criterios para detectar los alimentos con alto contenido de grasa saturada, sal o azúcar. El objetivo de este modelo de perfil nutricional era reducir la exposición de los niños a la publicidad de estos alimentos en televisión.

Por su parte, la oficina regional de la OMS en Europa (OMS-E) desarrolló un modelo propio en 2015, la Organización Panamericana de la Salud (PAHO) le siguió en 2016 y la oficina regional de la OMS en el Mediterráneo Oriental, en 2017. Entre los objetivos figuraba el de limitar el marketing de alimentos no saludables dirigidos a niños.

Diferencias con el criterio de Nutri-Score

Cuando comparamos tres de estos modelos con la propuesta del Ministerio de Consumo español, vemos que hay grandes coincidencias. Según estos, no se podría hacer publicidad dirigida a niños de cereales de desayuno y refrescos azucarados, queso, salchichas o zumos.

Sin embargo, el criterio del Nutri-Score sí permitiría el marketing para niños de bebidas sin azúcares añadidos pero con edulcorantes. Eso no sería posible si se aplicaran los perfiles nutricionales de la PAHO o de la OMS en Europa.

Otra diferencia importante es que Nutri-Score presenta una mayor tolerancia a los azúcares añadidos. Esto abriría la puerta a la publicidad infantil de lácteos azucarados tipo yogur o leche fermentada.

En conclusión, los resultados de numerosos estudios muestran que la gran mayoría de los alimentos dirigidos a niños no son saludables. Las medidas de carácter voluntario no son efectivas. Por lo tanto, son necesarias acciones más comprometedoras que garanticen un alto nivel de protección de la población infantil frente a la venta de productos no saludables.The Conversation

Ana Belén Ropero Lara, Profesora Titular de Nutrición y Bromatología - Directora del proyecto BADALI, web de Nutrición, Universidad Miguel Hernández y Marta Beltrá García-Calvo, Profesora de Nutrición y Bromatología., Universidad Miguel Hernández

Este artículo fue publicado originalmente en The Conversation. Lea el original.

¿Se puede transmitir la covid-19 a través de los alimentos?


Shutterstock / FamVeld
Saioa Gómez Zorita, Universidad del País Vasco / Euskal Herriko Unibertsitatea y Maria Puy Portillo, Universidad del País Vasco / Euskal Herriko Unibertsitatea

El origen del coronavirus responsable de la covid-19 no está claro. Probablemente un animal actuó como reservorio (quizá un murciélago) e infectó a otros (como pangolines, cerdos y roedores), que actuaron como hospedadores secundarios. Estos entraron en contacto con al menos una persona, puede que a través de su consumo, y la infectaron. Cuando la enfermedad pasa de un animal a un humano hablamos de una enfermedad zoonótica.

Aunque la primera infección se produjera de este modo, en la actualidad no existe evidencia suficiente para alarmar a la población sobre el riesgo de contagiarse por consumir alimentos contaminados. Al menos, no en nuestra sociedad. Los coronavirus necesitan un hospedador (animal o humano) para crecer y no se desarrollan en los alimentos. Efectivamente, la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA) ha indicado que actualmente no existen pruebas de que los alimentos planteen un riesgo para la salud pública en relación con la covid-19. Hasta la fecha, no se ha notificado transmisión de covid-19 a través del consumo de alimentos.

Por otra parte, la experiencia previa de brotes de otros coronavirus afines al SARS-CoV-2, como el responsable del SARS y el del MERS, nos muestra que no se produjo transmisión a través del consumo de alimentos.

Pese a ello, dado que el riesgo cero no existe, habría que tener en cuenta lo siguiente:

  1. Evitar la ingesta de animales exóticos o salvajes como los murciélagos, las civetas o los pangolines.

  2. Extremar las precauciones con carne de mamíferos o aves procedentes de instalaciones en las que haya habido focos de infección.

  3. Impedir la contaminación de los alimentos, o los envases en los que se encuentran, a través de las gotitas respiratorias de una persona infectada (al hablar, toser, estornudar).

  4. Evitar la contaminación cruzada de alimentos. Por ejemplo, por una limpieza no adecuada de los recipientes donde se han almacenado o de los utensilios previamente utilizados con los animales muertos/no cocinados.

Consejos prácticos:

En relación con la seguridad de los alimentos, la Organización Mundial de la Salud (OMS) ha publicado recomendaciones para la prevención, que también incluyen asesoramiento sobre el mantenimiento de buenas prácticas higiénicas durante la preparación y la manipulación de los alimentos.

  1. Limpieza frecuente de manos preferiblemente con agua y jabón, en su defecto con una solución hidroalcohólica.

  2. No tocarse la cara o el pelo y posteriormente, sin lavarse las manos, manipular alimentos.

  3. Los trabajadores que manipulen alimentos deberán utilizar mascarilla.

  4. Lavar la fruta y verdura con abundante agua, frotando los alimentos o bien sumergirlas durante 5 minutos en agua potable con 1 cucharita de postre de lejía (4,5 ml) por cada 3 litros de agua y acláralas después con abundante agua corriente.

  5. Cocinar los alimentos adecuadamente (evitar que estén crudos), ya que otras técnicas como la refrigeración o la congelación no solo no eliminan el virus sino que prolongan su supervivencia (el virus aguanta más tiempo en congelación que a temperatura ambiente). El cocinado de los alimentos sería suficiente para matar los virus. Un tratamiento con calor que suponga al menos 30 minutos a 60 °C es efectivo en el caso del SARS.The Conversation

Saioa Gómez Zorita, Investigadora del Centro de Investigación Biomédica en Red de la Fisiopatología de la Obesidad y Nutrición (CiberObn), Universidad del País Vasco / Euskal Herriko Unibertsitatea y Maria Puy Portillo, Catedrática de Nutrición, Universidad del País Vasco / Euskal Herriko Unibertsitatea

Este artículo fue publicado originalmente en The Conversation. Lea el original.

martes, 20 de octubre de 2020

Cuidado: La yuca o mandioca, la verdura con cianuro que consumen 700 millones de personas

  


Por Danny Kane. 27 de Mayo

Aficionado a la comida, escritor y aficionado con curiosidad por la historia. A veces combino los tres y escribo sobre ellos aquí.


Traducido por L. Domenech


La yuca es un cultivo leñoso tropical y subtropical que produce un tubérculo distintivo no muy diferente a la papa. Vienen en una variedad amarga y dulce y se pueden encontrar principalmente en América del Sur y partes de África. En la superficie, parecen ser solo otro vegetal. Pero mire un poco más de cerca y se encontrará con una desagradable sorpresa: el cianuro de hidrógeno.

Cultivo de mandioca

La evidencia más antigua de cultivo de mandioca parece remontarse a los mayas en 1.400, pero se cree que fue domesticada hace unos 10.000 años según el registro fósil. Probablemente se eligió porque es un cultivo increíblemente resistente, capaz de sobrevivir en una variedad de suelos y niveles de lluvia. También es, naturalmente, bastante resistente a las plagas, debido al cianuro.

No es de extrañar entonces que aparezca en muchas obras de arte precolombinas de la época. Los españoles estaban menos abiertos a comerlo, aunque no porque se pensara que era venenoso. Los colonizadores querían sus propios alimentos y los importaban en grandes cantidades, pero la producción continuó y, por necesidad, España y los portugueses finalmente llegaron a la yuca.

Las raciones de los marineros se complementaron con pan hecho con mandioca, pero parece haber sido utilizado principalmente como alimento para los africanos recién esclavizados que se dirigían a las Américas. Sin embargo, la yuca fue traída con los españoles y portugueses y hoy se ha convertido en un alimento básico en muchas naciones africanas, incluso yendo tan lejos como Indonesia y Tailandia a lo largo de las rutas comerciales coloniales.



Efectos mortales

Parece extraño entonces que un cultivo básico, hoy la tercera planta más consumida en los trópicos, pueda estar tan extendido, pero tan letal. La cantidad normal de cianuro que puede ingerir un ser humano varía mucho dependiendo de la salud de la persona, pero se ve afectada principalmente por el método de administración, p. gas vs consumido a través de los alimentos. Sin embargo, en promedio, una persona puede ingerir unos 30 mg de cianuro de hidrógeno antes de sentir efectos reales. Una yuca cruda tiene entre 50 mg y 500 mg por 1 kg, dependiendo de la variedad e incluso del lugar en el que se cultivó.


Independientemente de la variedad, los compuestos que componen el cianuro de hidrógeno están presentes en toda la planta como defensa contra las plagas. Los insectos morderán y el sabor amargo y poco apetecible los disuadirá de tomar otro, de la misma manera que lo hace la capsaicina en los chiles. Sin embargo, para los dedicados, comer la planta en su forma natural, cruda y sin procesar imparte al consumidor un cóctel químico de enzimas y glucósidos cianogénicos, creando el mortal cianuro de hidrógeno. Más enzimas en el intestino continuarán metabolizando el cianuro, lo que conducirá a una ingesta aún mayor.

El cianuro de hidrógeno es un veneno increíblemente mortal, especialmente cuando se consume rápidamente de esta manera. En pocas palabras, interrumpe la respiración, causa insuficiencia orgánica, muerte cerebral y casi siempre es fatal en dosis altas. Entonces, ¿cómo sigue la gente comiendo mandioca?



Peparación de la yuca

Hasta ahora hemos estado hablando de yuca cruda y sin procesar. Sin embargo, por razones obvias, la yuca no se consume de esta manera. Para eliminar el exceso de cianuro a niveles tolerables, diferentes pueblos han ideado numerosos métodos para preparar la yuca. El más simple es, con mucho, remojarlos en agua durante unas horas a unos días, para permitir que el cianuro se separe y se elimine de manera segura. En África occidental se fríen en aceite de palma y se conservan, pero el método más común es la fermentación, que reduce en gran medida los niveles de cianuro.

Cuestiones

Sin embargo, con todos estos métodos, existe un problema. El cianuro es famoso por impartir un sabor amargo a los alimentos. Esta distinción quizás se demuestre mejor con la yuca, de las cuales hay variedades amargas y dulces. Si bien ambos se pueden comer, no se pueden preparar de la misma manera. Con cada región y variedad de planta de yuca se requiere un método diferente de preparación para que sea segura para el consumo. Se necesita mucho más cuidado al tratar con la variedad amarga y algunos países como Venezuela la prohibieron estrictamente.

Venezuela es un ejemplo perfecto de por qué la yuca puede ser un alimento prohibido y mortal: el factor humano. El país ha estado sufriendo disturbios civiles masivos, escasez de alimentos y agitación política desde hace algún tiempo y esa escasez de alimentos está comenzando a tener consecuencias letales de formas inesperadas.

La yuca amarga se vende con frecuencia en el mercado negro como yuca dulce. Las dos variedades pueden parecer casi indistinguibles entre sí y los vendedores sin escrúpulos las comercializan como yuca dulce, probablemente debido a la ilegalidad y al mayor riesgo que rodea a la variedad amarga. Y tampoco es un mero espectro de la muerte. En 2017, 28 personas murieron como resultado de comer lo que pensaban que era yuca dulce. Sin embargo, no es solo Sudamérica. En 2005, en un trágico caso, 27 niños murieron en Filipinas por comer yuca amarga que el cocinero de su escuela había pensado que era la variedad dulce y, por lo tanto, preparada incorrectamente.




En el oeste

La yuca parece ser vista con cierta sospecha en Occidente, pero todavía hay muchas exportaciones e importaciones hacia y desde Occidente. También tiene muchos usos en la lavandería y como alimento para animales en muchos países de Asia, África y América del Sur.

Independientemente de cómo lo vea Occidente, muchos de nosotros habremos comido mandioca y no nos hemos dado cuenta. La tapioca ha experimentado un renacimiento en Occidente recientemente gracias en gran parte a las dietas sin gluten de muchas personas, siendo la harina de tapioca y el almidón excelentes sustitutos de la harina. Antes de que alguien tire su tapioca, los niveles de cianuro parecen ser insignificantes, aunque muchos fabricantes todavía recomiendan remojarlos de antemano para reducir el pequeño riesgo de intoxicación.

Si bien la yuca dulce se puede lavar, pelar y cocinar, la amarga requiere mucho más esfuerzo para hacerla segura. El elemento humano en esto ha resultado en algunas muertes trágicas, pero con el cuidado adecuado, la yuca se puede consumir de manera segura. Es revelador que siga confinado a algunos de los países más "subdesarrollados" como principal fuente de alimentos, mientras que en Occidente hemos encontrado una manera de subcontratar y pacificar la presencia de toxinas en la yuca. No se puede subestimar la importancia económica y quizás incluso cultural de la yuca, pero tampoco la terrible situación en la que una décima parte de la población mundial se encuentra en la que deben depender de un alimento potencialmente letal como parte de su alimentación diaria.

El artículo original en inglés se puede leer en Medium/ Age of Awareness


martes, 16 de julio de 2019

El sector alimentario se pasa envasando cosas

Parece que la pérdida del sentido común tiene ya formas de epidemia global, contagiosa además. Lo digo porque últimamente parece que se ha contagiado de esta pérdida el sector del envasado alimentario. Se utiliza el plástico para envasar (y supuestamente proteger) a productos insospechados en formatos incomprensibles.


Utilizo dos imágenes de dos denuncias de consumidores colgadas en Twitter que me vienen muy bien para documentar este post. No tiene sentido envasar un churro usando una bandeja y una envoltura, y probablemente van a parar a otra bolsa que vamos a pagar, y que casi con total seguridad todo pasará a formar parte de la basura que, en el mejor de los casos, habrá que reciclar con el coste que ello conlleva, y en el peor pasará a contaminar nuestro entorno ya tan dañado por la contaminación y las basuras.

¿Y lo de los calabacines envueltos en plástico de uno en uno? ¿Por que no los comemos así de una vez? Si, directamente, así no ingeriremos peces que previamente han ingerido micro-plásticos o micro-fibras y posteriormente llegan a nuestros mercados. Y hay cientos de ejemplos mas de las consecuencias de la mala praxis de un envasado, que en principio debería servir para proteger y aislar a los alimentos, pero que a veces pierde su sentido de proteger al consumidor.

¿A quien puede apetecerle comerse el churro de la primera imagen? ¿Que sentido tiene su envasado?
A mi particularmente, si me viene un antojo de churros, me voy a una churrería y me  compro una docena de estos, calentitos y con azucar, y me lo dan en una bolsa de papel.

El sector del envasado es el principal responsable de este disparate, y los vendedores de estos productos, los que sean, envasados en plástico sus cómplices.  Los gobiernos a la hora de legislar, y los consumidores a la hora de comprar deberíamos de colaborar en la consecución del objetivo de reducir la contaminación por plásticos y otras materias contaminantes de nuestro entorno, no solamente a la hora de deshacernos de manera adecuada de la basura que generamos, sino de generar la menor cantidad de basura posible, y una de las maneras es la de elegir productos que vengan envasados de manera menos contaminante, o simplemente no envasados, pues "es peor el remedio que el problema que intenta resolver"

miércoles, 19 de junio de 2019

Sobre el deficit de etiquetado de los productos alimenticios

El deficit de información en el etiquetado de los productos alimenticios, y el exceso de azúcar en muchos de estos, son dos de los mayores problemas que acechan al consumidor.
Todo consumidor sabe que los fabricantes de los productos alimenticios envasados dan muy poca información de lo que nos están vendiendo. A veces, la que nos dan, la esconden empequeñeciendo la letra, o situándola en partes en donde es difícil de encontrar. No es fácil averiguar si un espárrago se cultivó en Perú, o China, y esto facilita que se intente vender como originario de Navarra lo que no es, pues  si es auténticamente Navarro si se destaca en el etiquetado. 
Con el hashtag #etiquetareal si encontramos casos en que se denuncia la mala información que en sus etiquetas tienen algunos productos.
Hoy me encuentro en la revista digital Magnet un artículo firmado por Mohorte (@mohorte), en el que se denuncia estos hechos, de los que me quiero hacer eco, porque la cosa es seria.
Nos cuenta Mohorte: "desde hace unos días, circula en Twitter un divertido meme a cuenta de la Nutella. ¿Qué pasaría si el envoltorio trasero mostrara exactamente la proporción de cada ingrediente por separado en vez de una etiqueta explicándolos? Que el azúcar, el cacao o las avellanas, junto a otros, se mostrarían en capas, y no juntos como en el preciado producto. Y que, en ese caso, podríamos comprobar a simple vista cómo el famoso cacao + avellanas a duras penas representa un 25% del producto total". Este es el Tweet, y nos muestra con claridad que si supiéramos esto, probablemente no echaríamos el producto en nuestra cesta de la compra.

Pero en el artículo citado se destacan otros productos en los que el ingrediente principal está presente, pero en trazas o en pequeñas cantidades, y esto si se aproxima al engaño. Las imágenes siguientes, nos muestran algunos ejemplos de lo lejos que están de ser lo que las etiquetas nos dicen que son.
1,2% de champiñón

Las etiquetas reales, son las de la izquierda

0,5% de bogavante

Paté con un 41% de atún

0,9% de quinoa

0,1% de avena

0,2% de alcachofa

4% de almendras

Como corolario a lo anteriormente expuesto, creo que merece la pena pararse mas a la hora de elegir el producto que necesitamos, evitando elegir aquellos que nos dan gato por liebre.

El pan quemado, ¿en verdad es cancerígeno?


Muchas personas se preguntan: ¿Es malo comer las tostadas quemadas?, ¿Es verdad que causan cáncer?. Pues la respuesta sería un no en el caso de las dos últimas, las de la fila inferior (Medio y derecha) que aparece en la imagen.
En Estados Unidos, la FDA, el organismo estatal que regula los alimentos y medicamentos, viene avisando desde hace tiempo a la población sobre un ingrediente llamado acrilamida, que está presente en alimentos de origen vegetal como el pan, las patatas, el café, las galletas y los cereales, entre otros.
La parte quemada de las tostadas o las patatas fritas quemadas tienen acrilamida. Esta sustancia química descubierta en 2002 se forma al quemarse el alimento cuando es cocinado en el horno o al freírse a altas temperaturas, y esto sucede tanto en los restaurantes, como en la cocina de nuestras  casas.
Estudios científicos han demostrado que la acrilamida causa cáncer en animales, específicamente en ratones, ya que son los que se utilizan con mayor frecuencia en las investigaciones. Aunque todavía no se ha comprobado este efecto en los seres humanos, la Agencia Internacional para la Investigación del Cáncer (International Agency for Research on Cancer), que depende de la Organización Mundial de la Salud (OMS), clasifica la acrilamida como "probable cancerígeno humano".
La FDA ha publicado un documento para ayudar a los productores y a restauradores y cocineros a que puedan disminuir la cantidad de acrilamida en sus alimentos. A su vez, la recomendación para los hogares es evitar cocinar a altas temperaturas por un largo período de tiempo. Cuando uno hierve alimentos de origen vegetal está comprobado que no se produce este compuesto químico.
El Instituto Nacional del Cáncer de Estados Unidos, informa que la acrilamida se forma cuando el alimento se expone a una temperatura de 120°C o más.
Algunas recomendaciones de la FDA para que, cuando se cocine, se evite o se reduzca la formación de acrilamida:

  • Cuando se tueste el pan, lo ideal es que las tostadas queden de color marrón. Hay que evitar comer la parte negra (quemada) que tiene acrilamida.
  • Cocinar las patatas fritas hasta un color amarillo y evitar que lleguen al color marrón que contiene más acrilamida. Si son congeladas, hay seguir las instrucciones del tiempo de cocción indicado en la bolsa.
  • No hay que guardar las patatas en la nevera, ya que cuando están cocinadas aumenta el contenido de acrilamida.

Conviene  tener cuidado, y evitar ingerir alimentos que pudieran contener este compuesto, siguiendo las recomendaciones mencionadas.

Alimentos con moho: ¿se comen, o se tiran?


El moho suele ser un indicador de que un alimento ya no está en la flor de la vida y, obviamente, cuando lo vemos nuestro instinto nos dice que nos mantengamos alejados de él. 
Sin embargo, que algunos mohos sean perjudiciales no quiere decir que todos tengan el mismo efecto. El ejemplo idóneo es el queso azul; este está cubierto de moho, pero no puede faltar en una tabla de quesos. Es decir, que hay mohos que se pueden comer y con mucho gusto, además.
Por otro lado está el moho que aparece en alimentos en los que esta presencia si es señal de que están deteriorados; pero que algo tenga moho no significa que haya que tirarlo a la basura.
Para resolver estas dudas de si se puede comer o no algo que tiene moho,  el Departamento de Agricultura de Estados Unidos— elaboró una lista de lo que se pueden comer aunque tengan moho. Basta con cortar o raspar la parte mohosa. Entre ellos, estarían:

1. El salchichón duro. Raspa el moho y sigue disfrutando de él. De hecho, es normal que a un producto curado de este tipo le salga moho.
2. El queso duro. Para esas raras ocasiones en las que el queso te dure lo suficiente en la nevera como para que le salga moho, hay que saber que sigue siendo comestible. Corta la parte mohosa (no cortes el moho al ras, deja como medio centímetro) y cómetelo sin miedo. Lo único que tienes que hacer es asegurarte de que no se contaminan las partes en buen estado con las que tienen moho cuando lo estés cortando.
3. Las frutas firmes. Las frutas firmes, como los pimientos  que tienen un bajo contenido en agua pueden consumirse aunque tengan moho. Basta con cortar las partes mohosas antes de comerlas. En el caso de las frutas más blandas, como los melocotones, es mejor tirarlas, porque al contener tanta agua es posible que la superficie no sea lo único que esté contaminado.
4. Las verduras firmes. Las verduras firmes con bajo contenido en agua —como el repollo y la zanahoria— se pueden comer aunque les haya salido moho. Corta la parte mohosa (pero no al ras, sino dejando medio centímetro de margen) y ya están listas para consumir.
Algunos alimentos —normalmente blandos y con un alto contenido en agua— no se pueden aprovechar después de que les haya salido moho. Este es el caso del embutido, la pasta cocida, los cereales cocinados, el queso blando, la crema agria, las mermeladas, el pan y las frutas y verduras blandas.

Si no estás seguro, no corras riesgos. Tira el producto en cuestión a la basura. 

Fuente: The Huffingtonpost: Julie R Thomsom