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viernes, 27 de noviembre de 2020

Cómo Beijing mantiene a flote la vasta y agresiva flota pesquera de China

Pescado congelado en un barco chino confiscado por la Armada de Ecuador en aguas de la Reserva Marina de Galápagos en 2017. Foto: AFP


La flota pesquera del país no podría sostenerse a sí misma, ni a su rol geopolítico y de vigilancia, sin los cientos de millones de dólares en subsidios que recibe.


Por Ian Urbina

Traducido por L. Domenech


A más de 160 km de la costa, cerca de la costa de África occidental, acompañé a agentes de la policía marítima de Gambia cuando "arrestaron" a 15 barcos extranjeros por infracciones laborales y pesca ilegal en el transcurso de una semana en 2019. Todos menos uno fueron de China.

A principios de ese mismo año, durante un viaje de un mes en un palangrero de austromerluza que se dirigía a aguas antárticas desde Punta Arenas, Chile, los únicos otros barcos que pasamos fueron una docena de cerqueros chinos oxidados que apenas parecían en condiciones de navegar.

A bordo de un barco de calamar surcoreano en mayo del año pasado, vi a casi dos docenas de barcos con banderas chinas abrirse camino, en fila india, hacia aguas de Corea del Norte, en flagrante violación de las sanciones de las Naciones Unidas. Formaban parte de la flota de barcos ilegales más grande del mundo: 800 arrastreros chinos que pescan en el Mar de Japón, o Mar del Este, según reveló una investigación reciente de NBC.

Este julio, más de 340 barcos pesqueros chinos aparecieron en las afueras de la reserva marina de Galápagos, biodiversa y ecológicamente sensible. Muchos de los barcos estaban vinculados a empresas asociadas con la pesca ilegal, según C4ADS, una firma de investigación de conflictos. Tres años antes, una flotilla china de tamaño similar llegó a estas mismas aguas y un barco fue capturado con unas 300 toneladas de pescado capturado ilegalmente, incluidas especies en peligro de extinción, como el tiburón martillo.

Con entre 200.000 y 800.000 barcos, algunos en lugares tan lejanos como en Argentina, China es incomparable en tamaño y alcance de su armada pesquera, impulsada principalmente por subsidios gubernamentales. Su crecimiento y sus actividades no han sido controlados en gran medida, en parte porque la propia China históricamente ha tenido pocas reglas que rijan las operaciones de pesca. El dominio y la ubicuidad global de esta flota plantean preguntas más amplias sobre cómo, por qué y a qué costo China ha puesto tantos barcos en el agua.

El por qué ha sido claro durante mucho tiempo: poder geopolítico y seguridad alimentaria para los 1.400 millones de habitantes de China. A medida que la Armada de los Estados Unidos se ha retirado de las aguas de África Occidental y Medio Oriente, China ha reforzado su presencia pesquera y naval. Y en lugares como el Mar de China Meridional y la Ruta del Mar del Norte del Ártico, China ha reclamado rutas de navegación preciadas, así como depósitos submarinos de petróleo y gas.

"La escala y la agresión de su flota ponen a China en labores de control", dice Gregory Poling, director de la Iniciativa de Transparencia Marítima de Asia en el Centro de Estudios de Estudios Estratégicos e Internacionales con sede en Washington, y agrega que pocos países extranjeros han estado dispuestos a hacerlos  retroceder cuando los barcos pesqueros chinos hacen incursiones en sus aguas nacionales.

En cuanto a la seguridad alimentaria, muchas de las poblaciones marinas más cercanas a las costas de China han disminuido debido a la sobrepesca y la industrialización, por lo que los barcos se ven obligados a aventurarse más lejos para llenar sus redes. El gobierno chino dice que tiene aproximadamente 2.600 barcos de pesca en aguas distantes, lo que, según un informe reciente del Stimson Center, un grupo de investigación de seguridad, lo hace tres veces más grande que las flotas de los siguientes cuatro territorios principales: Taiwán, Japón. Corea del Sur y España, combinados.

"Sin sus esquemas de subsidios masivos, la flota pesquera de aguas distantes de China sería una fracción de su tamaño actual", dice Poling, "y la mayor parte de su flota del Mar del Sur de China no existiría en absoluto".



Pescadores en la Antártida, en enero de 2019. Foto: The Outlaw Ocean Project


Durante las últimas dos décadas, China ha gastado miles de millones de dólares en el apoyo a su industria pesquera, escribe en un correo electrónico Tabitha Grace Mallory, profesora de la Universidad de Washington que se especializa en las políticas pesqueras de China. En 2018, se estimó que las subvenciones a la pesca mundial ascendían a 35.400 millones de dólares EEUU, de los cuales la parte China representaba 7.200 millones de dólares de los EEUU para los barcos estacionados en caladeros, permitiendo a los capitanes de pesca permanecer en el mar por más tiempo. Los pescadores chinos se benefician aún más de la inteligencia pesquera dirigida por el gobierno que les ayuda a encontrar las aguas más ricas.

Estos son lo que Mallory llama subsidios “dañinos”, al expandir en lugar de contraer el tamaño de las flotas.

Daniel Pauly, investigador principal del Proyecto Sea Around Us, del Instituto de Océanos y Pesca de la Universidad de Columbia Británica, explica en un correo electrónico que los subsidios no solo han aumentado las tensiones geopolíticas, al permitir que los barcos se adentren en regiones en disputa, sino que también juegan un papel importante en el agotamiento de las poblaciones de peces, ya que mantienen en funcionamiento buques que de otro modo serían desmantelados ”.

Mientras estas flotas reciban ayuda financiera para la sobrepesca, los expertos dicen que la pesca sostenible es imposible. Ya, el 90 por ciento de las poblaciones de peces comerciales rastreadas por la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación han sido sobrepescadas o totalmente explotadas, lo que significa que han superado su capacidad para reponerse, incluidas las 10 especies comerciales más importantes del mundo.

"Para decirlo sin rodeos", dice Peter Thomson, Enviado Especial del Secretario General de la ONU para el Océano, "esto es como pagar a los ladrones para que roben la casa de un vecino".



Un miembro de la tripulación del palangrero de austromerluza en la Antártida clasifica los peces. Foto: Proyecto Outlaw Ocean


Un estudio de 2018 en Science Advances dirigido por el explorador residente de la National Geographic Society, Enric Sala, concluyó que más de la mitad de la industria pesquera mundial no sería rentable en su escala actual sin la ayuda del gobierno. Japón gasta más en subsidios para la pesca en alta mar (las partes del océano que no están bajo el control de ningún gobierno) que cualquier otro país, lo que representa aproximadamente el 20% de los subsidios a la pesca en alta mar a nivel mundial: 841 millones de dólares, según muestra el estudio de Sala . España representa el 14 por ciento de los subsidios pesqueros mundiales, seguida de China con el 10 por ciento, luego Corea del Sur y Estados Unidos.

Pero cuando se trata de escala, China es, con mucho, la más grande. Con más de 800 barcos en alta mar, los barcos chinos fueron responsables de más del 35% de las capturas mundiales registradas en alta mar en 2014, más que cualquier otro país. (Taiwán, con el siguiente número más alto de barcos con 593, representa alrededor del 12 por ciento de esa captura, y Japón, con 478 barcos, representa menos del 5 por ciento).


Creo que el gobierno chino habla en serio cuando se ofrece a restringir su flota de aguas distantes. Si pueden hacer cumplir las restricciones planificadas en su flota es otra cuestión.

Daniel Pauly, Proyecto Sea Around Us


China se ubica como el peor infractor del mundo en lo que respecta a la pesca ilegal, no declarada y no reglamentada, según un índice publicado el año pasado por Poseidon Aquatic Resource Management, una firma consultora de pesca y acuicultura. Pero el país muestra pequeños signos de mejora. En respuesta a la presión internacional de grupos conservacionistas de los océanos y gobiernos extranjeros, Beijing ha comenzado a reforzar el control de su flota en los últimos años, aunque los conservacionistas y los expertos en pesca siguen siendo escépticos.

En 2016, Beijing publicó un plan quinquenal para mantener el número de embarcaciones pesqueras en aguas distantes en menos de 3.000 para 2021. Sin embargo, no está claro si China ha logrado algún progreso para mantener su crecimiento planificado por debajo de este techo, porque el gobierno publica pocos datos sobre el número de barcos.

"Creo que el gobierno chino habla en serio cuando se ofrece a restringir su flota de aguas distantes", dice Pauly. “Si pueden hacer cumplir las restricciones planificadas en su flota es otra cuestión; de hecho, no creo que controlen sus flotas de aguas distantes más de lo que nosotros controlamos la nuestra en Occidente ".

En junio, las autoridades pesqueras chinas anunciaron que cerrarán las temporadas de captura de calamares para los barcos chinos en ciertas aguas sudamericanas de julio a noviembre, citando la necesidad de permitir que las poblaciones de calamares se repongan. Esta fue la primera vez que China cerró voluntariamente una temporada de pesca.

Con una clase media en rápido crecimiento que puede pagar más por mariscos, el gobierno chino ha impulsado su industria acuícola con más de 250 millones de dólares en subsidios entre 2015 y 2019 en un esfuerzo por reducir la dependencia del país del pescado capturado en la naturaleza.

Sin embargo, esa medida presenta un nuevo problema: para engordar su población, la mayoría de las piscifactorías dependen de la harina de pescado, un polvo rico en proteínas elaborado principalmente a partir de peces capturados en la naturaleza en aguas extranjeras o internacionales. Además, la acuicultura requiere mucha harina de pescado; antes de que un atún de piscifactoría llegue al mercado, por ejemplo, puede comer más de 15 veces su peso en pescado salvaje en forma de harina de pescado.

Los conservacionistas de los océanos advierten que la naturaleza voraz de la producción de harina de pescado está acelerando el agotamiento de los océanos, contribuyendo a la pesca ilegal, desestabilizando la cadena alimentaria acuática y minando las aguas de los países más pobres de las fuentes de proteínas necesarias para la subsistencia local.



Un palangrero de austromerluza se dirigió a aguas antárticas desde Punta Arenas, Chile, en 2019. Foto: The Outlaw Ocean Project.


Para satisfacer la demanda de harina de pescado y aceite de pescado, las autoridades pesqueras chinas dijeron en 2015 que planeaban aumentar la cantidad de krill recolectado en las aguas antárticas de 32.000 toneladas métricas a dos millones de toneladas métricas, aunque se comprometieron a mantenerse fuera de las áreas "ecológicamente vulnerables". El krill es una fuente de alimento principal para las ballenas, y los conservacionistas se preocupan por los efectos de una cosecha tan alta.

“La captura de grandes cantidades de peces silvestres para alimentar una creciente demanda de peces de cultivo tiene poco sentido”, dice Sala. "En cambio, una fracción de esos peces silvestres podría usarse para alimentar a las personas directamente, con menos impacto en la vida marina".

En noviembre de 2016, la Guardia Costera de Corea del Sur abrió fuego contra dos barcos pesqueros chinos que habían amenazado con embestir a las patrulleras en el Mar Amarillo. Un mes antes, los pescadores chinos embistieron y hundieron otra lancha rápida surcoreana cerca. A principios del mismo año, Argentina hundió un barco chino que, según afirmaba, pescaba ilegalmente en sus aguas. Indonesia, Sudáfrica y Filipinas han tenido enfrentamientos recientes con las flotas pesqueras chinas. En la mayoría de estos casos, los barcos chinos estaban pescando calamar, que representa más de la mitad de las capturas de la flota en alta mar.

El reciente descubrimiento de los casi 800 arrastreros chinos que pescan ilegalmente en aguas de Corea del Norte ofrece una nueva perspectiva sobre la desaparición de más del 70 por ciento de las poblaciones de calamares en el Mar de Japón.

Cuando se le preguntó sobre los hallazgos, documentados con tecnología satelital por Global Fishing Watch y confirmados por mi excursión de 2019 en un barco de calamar de Corea del Sur, el Ministerio de Relaciones Exteriores de China dijo en un comunicado a NBC que "hizo cumplir a conciencia" las resoluciones del Consejo de Seguridad de la ONU en Corea del Norte, y que ha “castigado sistemáticamente” la pesca ilegal, pero no confirmó ni negó la presencia de barcos chinos allí.

Una de las razones por las que la flota de China está tan abultada es que algunos de sus barcos pesqueros tienen fines distintos a la mera pesca. Como parte de la llamada milicia civil, dice Poling, estos barcos de pesca se envían a zonas de conflicto en el mar para vigilar las aguas y, en ocasiones, para intimidar y embestir a los barcos de pesca o de aplicación de la ley de otros países.

Aparte de sus subsidios que apoyan su flota pesquera de aguas distantes, China tiene un programa que incentiva a los barcos a operar en aguas disputadas en el Mar de China Meridional como una forma de hacer valer los reclamos territoriales de China. Obtienen muchos de los mismos beneficios que la flota de aguas distantes, además de pagos en efectivo, porque operar en esa región no es rentable de otra manera.


La única razón por la que los pescadores [chinos] más pequeños van al Spratlys es porque se les paga para hacerlo

Gregory Poling, Iniciativa de Transparencia Marítima de Asia


Más de 200 de estos barcos de pesca de la milicia ocupan las aguas alrededor de las disputadas Islas Spratly del Mar de China Meridional, una zona rica en peces, y posiblemente petróleo y gas natural, a la que reclaman China, Filipinas, Vietnam y Taiwán. Las imágenes de satélite muestran que los barcos de pesca chinos en la zona pasan la mayor parte del tiempo anclados juntos en grupos y no están pescando.

“La única razón por la que los pescadores [chinos] más pequeños van al Spratlys es porque se les paga por hacerlo”, dice Poling. La presencia de estos barcos ha acelerado el declive de los peces alrededor de las islas, provocado enfrentamientos con barcos pesqueros de otros países y ha dado cobertura a China para construir instalaciones militares en algunos de los arrecifes.

En parte porque viajan en grupos y, a veces, con seguridad armada, los barcos pesqueros chinos suelen ser agresivos con sus competidores o son vistos como amenazas percibidas. Vi esto de cerca después de pagar mi pasaje en ese barco de calamar surcoreano el año pasado.

Nuestro capitán era un hombre bajo y enjuto, de unos 70 años de edad, con ojos hundidos y piel curtida como la de un elefante. En la mañana de nuestra partida, la tripulación contratada le dijo al capitán que no trabajarían en el viaje. Dijeron que estaban demasiado nerviosos por estar asociados con cualquier informe relacionado con Corea del Norte y por acercarse a los barcos pesqueros chinos.

El capitán dijo que aún podíamos hacernos a la mar con solo su primer oficial, pero que el barco sería difícil de manejar, estaría sucio y necesitaríamos ayudarlo cuando nos lo pidieran.

Apestando a pescado podrido y con una cubierta como una pista de patinaje resbaladiza por una captura anterior, la cubierta del barco de madera de 60 pies de largo era un desastre. Los cuartos de la tripulación fueron destrozados y el motor del barco estalló a varios cientos de kilómetros de la costa, lo que llevó a dos horas tensas mientras lo estaban reparado.



Embarcación con bandera china confiscada por la Armada de Ecuador en aguas de la Reserva Marina de Galápagos, el 25 de agosto de 2017. Foto: AFP


Poco después del anochecer de nuestro primer día, el sonido de un barco apareció en nuestro radar. Corrimos para alcanzar lo que resultó no ser solo un barco, sino casi dos docenas, todos dirigiéndose en fila india desde aguas de Corea del Sur a aguas de Corea del Norte. Todos enarbolaban banderas chinas y ninguno con los transpondedores encendidos, como se requiere en aguas de Corea del Sur.

Seguimos a los barcos, los filmamos, documentamos sus números de identificación y, después de unos 45 minutos, pusimos un dron en el aire para verlos mejor. En respuesta, uno de los capitanes de un barco chino tocó la bocina, encendió las luces y luego cortó bruscamente hacia nosotros en una maniobra de embestida: una advertencia. Mantuvimos nuestro rumbo, pero el barco chino continuó hacia nosotros. Cuando estuvo a 10 metros de nosotros, de repente viramos para evitar la colisión.

Esto era todo lo que podía arriesgar nuestro capitán. Decidiendo que la situación era demasiado peligrosa, dio la vuelta a nuestro barco y comenzó el viaje de ocho horas de regreso al puerto, durante el cual pareció inusualmente tranquilo y un poco nervioso.

Claramente, las subvenciones no solo habían convertido a la flota pesquera china en una fuerza mundial de tamaño y alcance sin precedentes. También habían inculcado un sentido de ambición, impulso y audacia que pocos países estaban dispuestos o eran capaces de desafiar.

Nuestro capitán ese día seguía murmurando para sí mismo: "Son muy serios".


El artículo se puede leer en su versión original en inglés en Post Magazine


miércoles, 26 de febrero de 2020

Comprar Panga. ¿Merece la pena?

Cuidado con el/la Panga, especialmente si procede de pesquerías en la Península de Indochina, principal zona proveedora de este pescado. La diferencia de precio con una merluza congelada por ejemplo,no compensa la diferencia de aporte nutricional, pues al menos la merluza sabe y es mas sana y nutritiva. 

La panga viene del Rio Mekong, uno de los mas caudalosos de Asia, que naciendo en el Himalaya discurre por China, Laos, Camboya y Vietnam hasta su desembocadura en el mar en forma de delta. Decía Edmundo Fayanás en Abril de 2011 al escribir a este respecto, "Es uno de los Ríos con mas recursos pesqueros del mundo, y mas contaminados a la vez. La contaminación de este río es dramática. Laos, Camboya, Vietnam junto con la UNICEF después de estudios profundos de sus aguas han llegado a la conclusión de que 1,7 millones de personas (de su territorio) se encuentran en riesgo de envenenamiento por arsénico, cuyas consecuencias a largo plazo son muy importantes pues ocasionan lesiones y cáncer de piel, entre otras enfermedades..."
También dice el Diario Digital Nueva Tribuna que, "El 21% de la población vietnamita está expuesta a un nivel de arsénico más alto de lo permitido por la Organización Mundial de la Salud, que es de 10 ppb (partes por mil millones). Este arsénico no se encuentra solamente en el agua subterránea, sino que también en el agua embotellada, el agua de grifo e incluso en el pescado que se come".
Y añade, "No existe ninguna política medioambiental en el Mekong, donde cada vez es mayor la contaminación de sus aguas por los efectos de los pesticidas y fertilizantes que tan abundantemente se utilizan en los campos de arroz",  para decir a continuación, "La depuración de las aguas fecales de las ciudades y pueblos apenas existe. El nivel de contaminación es muy preocupante en los alrededores de las grandes ciudades y en el delta, llevando sus aguas altas concentraciones de fósforo y de metales pesados". Y por si no fuera suficiente finaliza con esta perlita: "Junto a esto, ha aumentado mucho el nivel de amonio en sus aguas, siendo este en grandes concentraciones, un componente muy tóxico para el ser humano. Se ha desaconsejado la cría de peces destinados al consumo del ser humano, sobre todo en la zona del delta del Mekong."
Anualmente en sus aguas se pescan 2.600.000 Toneladas de panga. El 90% de este pescado procede el Vietnam que también lo produce en granjas acuícolas, en las que es habitual el uso de antibióticos y fosfatos. Si el pescado procede de pesquerías, yo no lo compraría. Si procede de granjas acuícolas, yo sigo prefiriendo pagar un poco mas por otro pescado congelado o mejor fresco, que en este País y especialmente en mi tierra, que tiene un estupendo pescado y se consigue fácilmente y ofrece variedad, a precios de mercado, claro. Aun a pesar de que las autoridades sanitarias del País digan que no hay peligro.

jueves, 8 de agosto de 2019

¿Caminamos hacia una crisis alimentaria global?



  • ¿Como influye nuestra alimentación en la crisis climática?
  • El aumento de la población global, el agotamiento de los recursos naturales, la reducción y el uso del suelo disponible.


Introducción
Al Panel de Expertos de la ONU sobre Cambio Climático, tras el Acuerdo de París de 2016, se le encomendó la tarea de evaluar la relación entre el uso del suelo y el calentamiento global de la Tierra. Recientemente este Panel ha dado a conocer sus conclusiones que dejan clara una cuestión: hay que cambiar muchas cosas sobre como los humanos obtenemos los alimentos, planteando nuevas soluciones para reducir la emisiones de gases de efecto invernadero para salvar el planeta de los efectos de la crisis climática y de la contaminación del aire, las aguas y los suelos. Y eso implica cambiar la dieta entre otras cosas. Los expertos nos alertan sobre los excesos en el uso del suelo, y de los efectos negativos que pueden tener sobre nuestra capacidad de producir alimentos, pero no entra el informe en analizar la evolución de los recursos pesqueros y acuícolas, de como la contaminación amenaza la sostenibilidad de los mismos, y de como podría verse afectada la producción mundial de alimentos dado el previsible incremento de la población mundial y la creciente demanda de los mismos desde las sociedades mas pobladas y con altas tasas de desarrollo y mayor poder adquisitivo.

Freno a la fórmula de la bioenergía
Como nos cuenta Raul Rejón en El Diario.es, "el biodiésel a escala mundial desplaza a la comida, según advierte el informe. Una de las soluciones adoptadas generalmente por los estados para cumplir con su compromisos de emisiones ha sido la apuesta por los biocarburantes. La bioenergía que se obtiene a base de cultivos como la palma o la colza. Los expertos avisan de los riesgos y aseguran que hay límites al cultivo de estas variedades. ¿Por qué? La proliferación de estas plantaciones puede suponer efectos "irreversibles" en la desertización de la tierra.
Lo que describe el Panel es que la idea de recortar emisiones de CO2 a base de sustituir el combustible fósil por, por ejemplo, biodiésel, tiende a crear una competencia por el suelo entre los cultivos para energía y los destinados a producir variedades que alimenten a la población".
El documento incluye una advertencia: "Muchas de las respuestas necesitan su tiempo para producir sus efectos". Sin ir más lejos, señalan que medidas como cambiar la manera de producir o variar la dieta precisan de un periodo de adaptación. Incluso la reforestación de la cubierta vegetal no se consigue rápidamente pues las plantas necesitan tiempo para  crecer y desarrollarse.

La desertización, la degradación del suelo y la deforestación
El uso intensivo del suelo lo arrastra a su degradación: deforesta, aplica grandes cantidades de fertilizante y multiplica el ganado. El suelo tratado así se pasa a ser  de almacén de gases a emisor de gases. Pero, además, los expertos han observado que el terreno explotado bajo estas premisas tiende a degradarse, Se vuelve más vulnerable, y deja de producir. La ONU recuerda que hace falta seguir utilizando el terreno para obtener comida por lo que agotarlo es mala política. "Hay un límite en lo que puede hacerse. Algunos efectos pueden ser irreversibles", aclara el IPCC.

Cómo influye la comida en la crisis climática
Tras años y años abordando la emisión de gases de efecto invernadero para generar electricidad en centrales térmicas o el uso de hidrocarburos para el transporte, la ONU dice que es preciso cambiar la forma de producir alimentos. La ciencia indica que, al menos, un 23% de los gases responsables del cambio climático provienen de esa forma de obtener la comida. Los expertos calculan que la producción de comida lanza unas 11 giga-toneladas de gases a la atmósfera. Son 11.000 millones de toneladas de gases de efecto invernadero a base de prácticas agrícolas, cambios en el uso del suelo, en el almacenamiento, transporte, procesamiento, empaquetado y consumo de los productos. El IPCC ha calculado que la cantidad de gas que todavía se podría emitir para contener el incremento de la temperatura a 1,5ºC es de 570 Gt. Si no se atajan todos los focos que hacen que aumenten sin cesar estas emisiones, los números no dan.

Garantizar que haya comida para todos es una de las principales preocupaciones
Pero es una vía de doble sentido. Los métodos de producción exacerban la crisis climática y los efectos del cambio climático ponen en riesgo el suministro de alimentación. Afecta a toda la cadena: la cosechas son peores así que hay menos comida disponible. Eso empeora el acceso a la comida, lo que hace más caros los alimentos y además estos son de peor calidad. 

Factura climática de la comida
La mayoría de la superficie terrestre del planeta se dedica a producir alimentos o vestido. Hasta un 72% del suelo libre de hielo está destinado a mantener a la población. El informe explica qué implica esta presión: el incremento en la producción de comida ha acelerado el uso intensivo de la tierras. También ha obligado a aumentar la aplicación de fertilizantes a base de nitrógeno y el consumo de agua para el riego.
Todo esto ha multiplicado las emisiones. El cambio de uso de los suelos para sostener este crecimiento global ha contribuido a la cantidad de CO2 lanzado "sobre todo por la deforestación", explican. Es decir, la desaparición de árboles para dar paso a campos de cultivo o pastos para rebaños. También ha subido la cantidad de óxido nitroso emitido (N2O) por la agricultura y la de metano (CH4) por el ganado. Hasta la mitad de este gas, de gran potencial invernadero, sale de las cabañas ganaderas.
Las medidas que ponen encima de la mesa abarcan desde la reducción en las emisiones de N2O de los fertilizantes, la del metano de los arrozales, la mejora genética para que los cultivos soporten mejor las sequías y que el ganado tenga una mejor alimentación además de gestionar sus desechos. Le atribuyen un potencial de ahorro entre 1,4 y 4 gigatoneladas de gases al año.
Una población en crecimiento
En 1950, cinco años después de la fundación de las Naciones Unidas, se estimaba que la población mundial era de 2.600 millones de personas. Se alcanzaron los 5.000 millones en 1987 y, en 1999, los 6.000 millones. En octubre de 2011, se estimaba que la población mundial era de 7.000 millones de personas. Para conmemorar este acontecimiento histórico, se puso en marcha un movimiento global llamado "Un mundo de 7 mil millones". 
Se espera que la población mundial aumente en 2.000 millones de personas en los próximos 30 años, pasando de los 7.700 millones actuales a los 9.700 millones en 2050, pudiendo llegar a un pico de cerca de 11.000 millones para 2100.
Este crecimiento tan drástico se ha producido en gran medida por el aumento del número de personas que sobreviven hasta llegar a la edad reproductiva y ha venido acompañado de grandes cambios en las tasas de fecundidad, lo que ha aumentado los procesos de urbanización y los movimientos migratorios. Estas tendencias tendrán importantes repercusiones para las generaciones venideras.
Los países más poblados: China e India
Un 61% de la población mundial vive en Asia (4.700 millones), un 17% en África (1.300 millones), un 10% en Europa (750 millones), un 8% en Latinoamérica y el Caribe (650 millones) y el 5% restante en América del Norte (370 millones) y Oceanía (43 millones). China (1.440 millones) e India (1.390 millones) continúan siendo los países con mayor población. Ambos cuentan con más de 1.000 millones de personas y representan el 19% y 18% de la población mundial respectivamente.
Se espera que, sobre 2027, India supere a China como el país más poblado del mundo. Por el contrario, se estima que China reduzca su población en 31.400 millones (un 2.2% menos) entre 2019 y 2050 (Fuente: Perspectivas de Población 2019).
Pero no es este el único factor que es causa de preocupación para los expertos. Al aumento de la población  en los países mas poblados del planeta, se añade su alto grado de desarrollo que los hace mas demandantes de recursos, tanto energéticos, como alimentarios, con el efecto que este hecho tiene sobre la relación entre la oferta, la demanda, y por lo tanto sobre los precios, y la preocupación sobre una potencial escasez de alimentos y de como podría esta afectar a sectores de la población mundial.
La acuicultura y la pesca 


Según un informe de la FAO de 2018 sobre el Estado Mundial de la pesca y la acuicultura, la producción pesquera mundial alcanzó un máximo de aproximadamente 171 millones de toneladas en 2016, de los cuales la acuicultura representó un 47% del total (un 53% si se excluyen los usos no alimentarios, incluida la reducción para la preparación de harina y aceite de pescado). 


El valor total de la primera venta de la producción pesquera y acuícola en 2016 se estimó en 362 000 millones de USD, de los cuales 232 000 millones  de USD procedían de la producción acuícola. Ante la estabilidad de la producción de la pesca de captura desde finales de la década de 1980, la acuicultura ha sido la desencadenante del impresionante crecimiento continuo del suministro de pescado para el consumo humano. Entre 1961 y 2016, el aumento anual medio del consumo mundial de pescado comestible (3,2%) superó al crecimiento de la población (1,6%)  y también al de la carne procedente de todos los animales terrestres juntos (2,8%). En términos per capita, el consumo de pescado comestible aumentó de 9,0 kg en 1961 a 20,2 kg en 2015, a una tasa media de aproximadamente un 1,5% al año. Las estimaciones preliminares relativas a los años 2016 y 2017 apuntan a un nuevo aumento hasta alcanzar unos 20,3 kg y 20,5 kg, respectivamente. El incremento del consumo se debe no solo al aumento de la producción, sino también a otros factores, entre ellos la reducción del despilfarro. En 2015, el pescado representó alrededor del 17% de la proteína animal consumida por la población mundial. Además, el pescado proporcionó casi un 20% del aporte medio de proteínas animales per capita a unos 3 200 millones de personas. A pesar de los niveles relativamente bajos de consumo de pescado, la proporción de proteínas del pescado presente en las dietas de la población de los países en desarrollo es más elevada que la de la población de los países desarrollados. El mayor consumo de pescado per capita, más de 50 kg, se observa en varios pequeños Estados insulares en desarrollo (PEID), especialmente en Oceanía, mientras que los niveles más bajos, justo por encima de los 2 kg, se registran en Asia central y algunos países sin litoral. La producción de la pesca de captura mundial fue de 90,9 millones de toneladas en 2016, un pequeño descenso en comparación con los dos años anteriores. La pesca en aguas marinas y continentales representó un 87,2% y un 12,8% del total mundial, respectivamente. 


Estos son  los datos, pero hay un hecho a tener en cuenta para la sostenibilidad de los recursos pesqueros del planeta, y es la creciente contaminación del medio marino y fluvial y de como pueda afectar esta a la generación futura de los suficientes recursos pesqueros tan necesarios para una población en aumento y con creciente demanda.

Consecuencias de la contaminación marina
Las consecuencias de la contaminación son muy diversas y ya se están dejando notar.
Las islas de plástico
Según nos cuenta la bióloga Ariadna García-Astillero en su artículo Contaminación marina: causas y consecuencias publicado para Ecología Verde,como resultado de la contaminación plástica han surgido islas hechas totalmente de plástico. El Gran Parche de Basura del Pacífico se descubrió en 1997 y ocupa una superficie mayor a la de España, Francia y Alemania juntos, se localiza entre Hawaii y California y se estima que su peso ascendería a 80.000 toneladas métricas. Además, en estos últimos años se han detectado varios parches más, otro en el sur del océano Pacífico cerca de las costas de Chile y Perú, y otro en el norte del océano Atlántico próximo a las costas estadounidenses. Estas islas plásticas se mantienen por la existencia de vórtices creados por los giros oceánicos, un tipo de corriente de agua circular.
La eutrofización y la falta de oxígeno
Una de las consecuencias de los vertidos de aguas residuales y otros productos químicos es la eutrofización. Debido a la proliferación de las algas, el oxígeno disuelto en el agua se agota por lo que casi ningún organismo puede sobrevivir en esas condiciones de anoxia. Además, en estas circunstancias pueden liberarse otras sustancias tóxicas como los óxidos de nitrógeno, gases de efecto invernadero más potentes que el dióxido de carbono. Estas zonas tan eutróficas se conocen como zonas muertas, y de entre las más de 400 que se estima existen, destaca la del Golfo de México.
Acidificación de los océanos
Por otro lado, las industrias contribuyen doblemente a la contaminación oceánica, no solo con los residuos que generan si no también con las emisiones de gases de efecto invernadero que están provocando una acidificación de nuestros océanos. De manera natural el CO2 se disuelve en el agua de los océanos liberando protones, que como resultado de dicha reacción, causa una disminución del pH del agua y por tanto una acidificación de la misma. Esta acidificación afecta a los procesos de calcificación dificultando la formación de carbonato cálcico. Como consecuencia de esto, se se produce  el blanqueamiento de los corales y la debilitación de las estructuras calcáreas que protegen y dan forma a moluscos, crustáceos y diferentes microorganismos (diatomeas, cocolitofóridos, fominíferos)
Pérdida de biodiversidad por la contaminación marina
Por último, hay que señalar como una de las peores consecuencias de la contaminación marina la pérdida de biodiversidad, ya que al final todos estos agentes (plásticos, químicos, metales, etc.) y procesos (eutrofización, acidificación) afectan negativamente a la vida marina. Desgraciadamente, las especies que están sufriendo más las consecuencias de la contaminación marina son las especies que ya se encuentran en peligro de extinción a las que se les añade más presión de la que ya soportan. No hay que olvidar que muchas de estas especies que están desapareciendo, son las que se encuentren en la cima de la pirámide trófica, como los grandes depredadores (orcas, tiburones, tortugas, focas,etc) y cuya desaparición desencadenaría efectos negativos en las comunidades.
Como reflexión final cabe destacar la necesidad de crear una conciencia general de conservación de los océanos y considerarlos, no como nuestros vertederos, sino como fuentes de salud y bienestar porque no hay que olvidar que el ser humano tiene una relación muy estrecha con los mares y tierras, y es por eso por lo que al final todo lo que se vierte  en ellos, nos será devuelto, por lo que si nos importa nuestra salud, también debería importarnos la salud de los océanos y continentes.

La Agenda 2030
La Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible  ofrece una visión de un mundo justo y sostenible, libre de pobreza, hambre y malnutrición y comprometido con la igualdad y la no discriminación. En la Agenda 2030 también se fijan objetivos relativos a la contribución y la práctica de la pesca y la acuicultura en pro de la seguridad alimentaria y la nutrición, así como la utilización de los recursos naturales por parte del sector, de tal manera que se garantice un desarrollo sostenible en términos económicos, sociales y ambientales, en el contexto del Código de Conducta para la Pesca Responsable de la FAO (FAO, 1995). Un desafío importante para la aplicación de la Agenda 2030 es la diferencia de sostenibilidad entre los países desarrollados y los países en desarrollo, la cual ha dado lugar en parte a un aumento de las interdependencias económicas, junto con una limitada capacidad de gestión y gobernanza en los países en desarrollo. Para eliminar esta disparidad, al tiempo que se realizan progresos en relación con la meta de la restauración de las poblaciones sobre-explotadas establecida en la Agenda 2030, es necesario que la comunidad mundial apoye a los países en desarrollo para que alcancen todo su potencial agrícola, ganadero, pesquero y acuícola.