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lunes, 29 de marzo de 2021

¿Son siempre seguros los quesos azules? El dilema de los alimentos con moho


Quesos de Cabrales. Shutterstock / Joe McUbed
Teresa María López Díaz, Universidad de León

Abrir el frigorífico y sentir el olor de un queso Roquefort, Cabrales o Camembert puede ser un auténtico paraíso para algunos. Sin embargo, encontrarse con un tomate o un yogur en mal estado no genera la misma sensación.

Los quesos son alimentos que gozan de gran aceptación entre los consumidores. De hecho, podemos encontrar varios centenares de variedades. De todas ellas, sin duda, hay algunas que llaman nuestra atención: los quesos azules y los de corteza blanca enmohecida. El aspecto y el peculiar aroma de estos lácteos se deben a los mohos que los componen.

Por eso, pueden convertirse en un mar de dudas para quienes no conozcan el desarrollo de estos hongos que habitan en su interior. ¿Son buenos para la salud? ¿por qué entonces no podemos consumir otros alimentos con mohos? Para responder a esta pregunta, hay que saber algo más sobre estos pequeños organismos.

Qué papel juegan los hongos en el queso

Los hongos son un grupo de organismos que no forman parte ni del reino animal (lo cual es bastante obvio), ni del vegetal (en este caso, por su apariencia, es más fácil equivocarse). Pertenecen a un reino aparte, el reino Fungi. A este grupo pertenecen, por ejemplo, las setas.

Los microscópicos los conocemos con los términos “mohos” (los pluricelulares filamentosos) y “levaduras” (los unicelulares). Dejaremos el tema de las levaduras para otra ocasión porque su papel en ciencia de los alimentos se centra principalmente en su capacidad fermentadora. Son los responsables de la obtención de alimentos como la cerveza, el vino o el pan.

Sin embargo, los mohos pueden jugar un doble papel en la tecnología alimentaria. Como hemos comentado, los quesos azules (tipo Cabrales, Picón o Valdeón, en España, o Roquefort, uno de los más conocidos en nuestro país vecino, Francia) y los quesos de corteza blanca enmohecida (tipo Camembert o Brie, ambos franceses, o los más recientes rulos de leche de cabra) deben sus características al desarrollo de mohos.

En los quesos de vena azul, el moho (Penicillium roqueforti), con su característica forma de pincel y micelio azul verdoso, crece en los huecos del interior de la pasta. En los de corteza blanca, el moho que crece en la superficie es el P. camemberti, de micelio blanco algodonoso. Este le da esa corteza con apariencia tan llamativa.

Estos hongos, además de aportar su color, producen diversas enzimas que degradan las proteínas y las grasas de la pasta. Así, generan una colección de compuestos que le confieren el sabor y olor tan peculiares a estas variedades de queso.

Esto sucede porque los hongos necesitan degradar el substrato donde crecen (la materia orgánica) para su crecimiento. Por eso, otras especies que crecen en los quesos de manera natural producen esas manchas azules tan familiares (¿quién no ha tenido un trozo de queso enmohecido en su nevera?) que deterioran el producto y provocan rechazo en el consumidor.

Fungi Penicillium roqueforti, hongo utilizado en la producción de quesos azules (ilustración 3D). Shutterstock / Kateryna Kon

¿Es peligroso comer queso con moho?

Depende. Esto es debido a que muchos mohos y, en particular, los que crecen en los quesos madurados, producen unas sustancias tóxicas llamadas micotoxinas. Un consumo continuado de estas podría dar lugar a problemas de salud. En este sentido, en el caso de los quesos mencionados (azules y de corteza blanca), los hongos que se utilizan están seleccionados y su consumo no se considera un riesgo para el consumidor.

Sin embargo, otros quesos que desarrollan hongos de crecimiento espontáneo superficial y no controlado, o los que se deterioran de manera natural, sí podrían suponer un peligro. Estos hongos azules también son Penicillium pero pertenecen a otras especies.

En una investigación reciente desarrollada por los autores en la Universidad de León, hemos hallado una especie de hongo dominante (un Penicillium) en la alteración de los quesos de pasta prensada tipo Castellano/Zamorano. Este hongo, si se da en gran cantidad y dependiendo de la cepa, puede producir micotoxinas en el queso. Otros estudios, también la han hallado en diferentes variedades de queso.

Consumir o desechar alimentos con moho

Aislar y, sobre todo, identificar los hongos del queso no es una tarea fácil. Es necesario mucho tiempo, material, equipos y personal especializado para hacerlo. Por eso, a la luz de los conocimientos actuales, es mejor evitar el consumo de quesos con mohos de crecimiento espontáneo no controlados (especialmente, los de corteza azul). Si el hongo es de crecimiento superficial, podemos quitar la corteza. Si el hongo está debajo de la corteza, debemos eliminar al menos 2,5 cm de la parte que lo rodea.

Con respecto a otros alimentos, en general se considera que se puede eliminar la parte enmohecida en el caso de los sólidos, debido a la dificultad de las micotoxinas para migrar al interior.

En el caso de las frutas, depende. Normalmente, el hongo afecta a su sabor (los compuestos de su metabolismo se difunden fácilmente en una naranja o en una manzana) y esto hace que no merezca la pena conservar la parte no enmohecida, excepto si hablamos de grandes piezas.

No obstante, es difícil generalizar y debemos pararnos a valorar cada alimento y los riesgos que conlleva su consumo. Por ejemplo, la manzana enmohecida puede suponer un riesgo ya que el principal responsable de su podredumbre es un Penicillium toxigénico.

Por último, en los alimentos semisólidos (un yogur o una pasta de tomate, por ejemplo) no se debe consumir el alimento, dado que las micotoxinas se difunden a todo el producto con más facilidad.

Volviendo a los peculiares lácteos que protagonizaban este artículo, recordamos a los amantes del queso azul que pueden disfrutar de estos mohos controlados y abstenerse de otras variedades con intrusos espontáneos y de los productos deteriorados, siguiendo las indicaciones antes dichas.The Conversation

Teresa María López Díaz, Profesora de Universidad, Ciencia de los Alimentos, Microbiología (Micología) de los Alimentos, Seguridad alimentaria, Universidad de León

Este artículo fue publicado originalmente en The Conversation. Lea el original.

miércoles, 19 de junio de 2019

El Campu La Llera en Gijón y Oviedo. Lo mejor de lo mejor en productos Asturianos


La empresa El Campu La Llera, tras hacerse con el puesto 33 del Mercado de San Agustín en Gijón, puesto que antes regentaba Alfonso y que estaba especializado en legumbres y quesos asturianos, hoy amplía sus instalaciones que le permiten disponer de mayores expositores y por lo tanto ampliar el surtido de excelentes productos asturianos que acostumbra a exhibir, y que suponen gran tentación para quienes se aproximan a curiosear. Lo primero que llama la atención es que disponen de su propia máquina dispensadora de leche pasteurizada fresca del día, una leche fresca y natural procedente de su propia ganadería que cuidan con mimo.


En mi caso, atraído por el escaparate esto fue lo que sucedió, pues siempre que voy a Gijón tengo que pasar por el mercado de San Agustín a reponer aquello que solo aquí puedo encontrar y que tanto me gusta.


No es facil encontrar en los escaparates lo que la imagen superior muestra, los dos mejores cabrales de Asturias uno al lado de otro: el Maín reserva y el Teyedu de Pepe Bada. El primero de ellos viene de Sotres, madura durante 10 meses en cueva, a mas de 1500 metros de altura y es una crema azul de intenso sabor y múltiples matices que ablogan a disfrutarlo muy despacio. Del segundo, Pepe Bada selecciona los quesos de entre las queserías de la zona, llevando los mejores a su cueva a que maduren un mínimo de seis meses bajo su atenta supervisión y cuidado. La Cueva El Teyedu está a 1200 metros de altitud y a ella solo se accede a pié, por lo que los quesos se trasladan en mochila.


Pero además en El Campu La Llera se encuentran otro tipo de quesos, y tambén las exquisitas legumbresdel país y de otras zonas. Embutidos locales y foráneos, morcillas, chorizos, etc.
Yo en este caso me llevo unos buenos trozos de queso Maín Reserva, del Teyedu (A ver si por fin me decido cual de los dos me gusta mas) unos Gamonedos del valle y del Puerto, el del puerto es Un queso de Covadonga Fernandez, que es la quesera que mas premios ha ganado con sus quesos. Aún queso mas para el contrapunto cae en la cesta. Habrá que buscar un tinto potente para su degustación y acompañamiento.


Pues ha llegado el día de disfrutar de la compra, y abrimos una botella de Condado de Oriza Reserva 2009 de la Ribera del Duero. El resultado es espectacular. Sigo sin decidirme de cual es el cabrales que me gusta mas, pues me resulta muy difícil decidir entre ambos. Si lo tengo mas fácil entre los Gamones. Gana Covadenga, pues la altura hace ganar puntos en la maduración de los quesos en Asturias, y en lo que al Gamonedo se refiere, el puerto le gana al valle.
No hay lugar en el mundo en el que se produzcan tanta variedad de quesos azules en tan corta distancia, y que estos sean tan distintos entre si. 
Yo lo tengo claro, mis souvenirs asturianos preferidos son los quesos y las alubias de la Región, y ya estoy aprovisionado para una temporada.
 Ya sabes, El Campu La Llera esta en el Mercado de San Agustin de Gijón, en la plaza del 6 de Agosto, ocupando los puestos 32 y 33.
En Oviedo los encontrareis en el Mercado de El Fóntán. Por los dos mercados merece la pena curiosear. Seguro que algo os llevareis. No hay quien se resista.

lunes, 28 de agosto de 2017

LA QUESERÍA ARANGAS SE LLEVA EL PREMIO AL MEJOR CABRALES DE 2017


Ya se conoce quien elabora el mejor Cabrales del año en los Picos de Europa. La quesería Arangas se alzó ayer con el galardón dos años después de haberlo conseguido por última vez, lo que la convierte en una de las más laureadas de los últimos años, ya que también tiene el honor de haber conseguido el  premio al “Mejor Queso de España” en 2013, otorgado por el Ministerio de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente. El segundo puesto en esta XLVII edición del Certamen del Queso de Cabrales fue para la quesería Los Puertos y el tercero para Valfríu, que también se llevó el premio al mejor lote.

Arenas de Cabrales, en Asturias, acogió ayer uno de los encuentros queseros con más tradición y más reconocido a nivel nacional. Dieciocho elaboradores, uno más que el año anterior, ofrecieron más de 1600 kilos de productos a los miles de asistentes, que pudieron disfrutar durante todo el día de tapas y pinchos con Cabrales y muchos quesos que fueron volando de los puestos según avanzaba la jornada.
Fueron muchas las personas que se acercaron hasta esta localidad asturiana para adquirir alguna pieza de esos quesos únicos madurados en las cuevas naturales inscritas en la Denominación de Origen Protegida para intentar llevarse el premio al mejor queso o al mejor lote, premio también importante que otorga el jurado tras pasar por todos los puestos a primera hora observando el aspecto visual que presentan y puntuando en conjunto los quesos que se venden en el certamen.

Tras la entrega de premios tuvo lugar la esperada subasta. El alto precio pagado el año pasado por la sidrería Couzapín de Madrid disuadió a muchos hosteleros de intentar el asalto al queso ganador, siendo  el más valiente el propietario del restaurante La Cabana de Oviedo. Aún así, el queso se ha vuelto a ir para Madrid y se podrá degustar en las próximas semanas de nuevo en las sidrerías Couzapín y Carlos Tartiere, propiedad de los hermanos Rubio.