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miércoles, 2 de diciembre de 2020

La carne cultivada ha sido aprobada para los consumidores por primera vez

Dos de los pinchos de pollo de Just.

Los asistentes a restaurantes en Singapur pronto tendrán la oportunidad de comer nuggets de pollo cultivados en biorreactores

Por Niall Firth / Dic 1, 2020

Traducido por L. Domenech

Se ha dado luz verde al primer producto cárnico cultivado en laboratorio o cultivado para su venta para consumo humano. En la histórica aprobación, los reguladores de Singapur otorgaron a Just, una startup con sede en San Francisco, el derecho a vender pollo cultivado, en forma de nuggets de pollo, al público. Solo había estado trabajando con los reguladores durante los últimos dos años y obtuvo la aprobación formal el 26 de noviembre. El organismo regulador de Singapur reunió un panel de siete expertos en toxicología alimentaria, bioinformática, nutrición, epidemiología, política de salud pública, ciencia de los alimentos y tecnología de los alimentos, para evaluar cada etapa del proceso de fabricación de Just y asegurarse de que el pollo sea seguro para comer. “No solo miraron el producto final; analizaron todos los pasos que llevaron a ese producto ", dice Josh Tetrick, cofundador y director ejecutivo de Just. “Nos impresionó lo reflexivos y rigurosos que fueron”. Un restaurante aún sin nombre en Singapur pronto será el primero en tener pollo cultivado de Just en el menú, pero Tetrick dice que planea expandirse después de eso. "Pasaremos de un solo restaurante a cinco o diez y luego, finalmente, al comercio minorista y luego, fuera de Singapur", dice.

La mayor parte de la carne cultivada se elabora de forma similar. Las células se toman de un animal, a menudo mediante una biopsia o de una línea celular animal establecida. Luego, estas células se alimentan con un caldo de nutrientes y se colocan en un biorreactor, donde se multiplican hasta que hay suficientes para cosechar y usar en albóndigas o pepitas. Se han fundado una gran cantidad de nuevas empresas utilizando variaciones de este enfoque, con la creencia de que la carne cultivada atraerá a los flexitarianos: personas que desean reducir la cantidad de carne que comen por razones éticas o ambientales, pero no quieren renunciar a ella enteramente.

La industria en ciernes ha progresado mucho desde que se cocinó una hamburguesa de 330.000 dólares en la televisión en 2013, impulsada por la idea de que si se hace bien, la carne podría producirse con emisiones de gases de efecto invernadero mucho más bajas y sin sufrimiento animal. Pero el costo sigue siendo un obstáculo: el alto precio de los factores de crecimiento necesarios para desarrollar las células significa que los precios de los productos cárnicos cultivados puros todavía se miden en cientos de dólares por libra, demasiado caro para competir con la carne normal. Así que los primeros productos de pollo de Just serán los "bocados" de pollo que usan células de pollo cultivadas mezcladas con proteína vegetal, aunque Tetrick no dijo en qué proporción. “Los nuggets de pollo ya están mezclados, este no será diferente”, dice. Los bocados se etiquetarán como "pollo cultivado" en el menú del restaurante.

La decisión de Singapur podría impulsar la primera ola de aprobaciones regulatorias en todo el mundo. “Esperamos que Estados Unidos, China y la UE recojan el guante que acaba de lanzar Singapur”, dice Bruce Friedrich, director ejecutivo del Good Food Institute, una organización sin fines de lucro que trabaja en alternativas a la carne. "Nada es más importante para el clima que un cambio de la agricultura animal industrial". Si bien Just los ha vencido hasta el final, muchas grandes empresas ya están trabajando con los reguladores para llevar sus propios productos al mercado. Esto no es algo que deba apresurarse, dice Friedrich: "Es fundamental que las empresas de carne cultivada sean más cuidadosas y vayan más allá de las expectativas del consumidor para garantizar la comodidad del consumidor con sus productos". Memphis Meats, que cuenta con Bill Gates, Richard Branson y el fabricante de carne tradicional Tyson Foods entre sus muchos inversores, se ha asociado con varias otras empresas, incluidos Just y los fabricantes de mariscos cultivados BlueNalu y Finless Foods, para formar un grupo de presión que está trabajando con los reguladores estadounidenses para obtener la aprobación de sus productos.

La forma en que eso podría suceder realmente solo se resolvió hace relativamente poco tiempo. En marzo de 2019, se anunció que la FDA regularía las primeras etapas del proceso de cultivo de carne, incluidos los bancos de células y el crecimiento celular. El Servicio de Inspección y Seguridad Alimentaria del Departamento de Agricultura de los EE UU se hará cargo de la etapa de recolección de células e inspeccionará las instalaciones de producción y aprobará las etiquetas utilizadas en los productos cárnicos cultivados. En Europa, las empresas deben solicitar la autorización y cumplir con la normativa de la Unión Europea sobre nuevos alimentos. Es probable que el proceso demore al menos 18 meses y aún no se ha presentado ninguna empresa de carne cultivada. Tanto en Singapur como en Israel se ha dado la bienvenida activamente a las nuevas empresas de carne vegetal y cultivada, dice Freidrich. Los gobiernos deberían seguir su ejemplo y comenzar a tratar esto como iniciativas en energía renovable y salud medioambiental global, dice. “Necesitamos un compromiso del tipo de la carrera espacial para hacer carne a partir de plantas o cultivarla a partir de células”, dice. "Necesitamos un Proyecto Manhattan enfocado en rehacer la carne".

El artículo original se puede leer en inglés en MIT Technology Review

miércoles, 19 de junio de 2019

El Capricho, las carnes rojas y José Gordón

Jose Gordón
Hay lugares que se convierten en centros de culto y de peregrinación por algún motivo. Lo era El Bulli hasta que cerró, por ser el máximo exponente de la innovación gastronómica. Lo es La Sagrada Familia de Barcelona por ser la Obra cumbre de la arquitectura de Gaudí.
Para aquellos que disfrutan de la buena carne, La Bodega El Capricho (Jimenez de Jamuz) se erige como el templo de las carnes rojas, y hay razones para ello que no se dan en ningún otro sitio.

La primera de ellas es la propia existencia de José Gordón, un personaje que se ha volcado en el descubrimiento de bueyes de tiro o vacas de labranza de cinco o mas años años y de quinientos kilos de peso, superando algunas reses la tonelada, a costa de recorrer miles de kilómetros por las carreteras de España y Portugal. Todas estas reses, son seguidas a lo largo de los años por el personalmente, pasando estas sus últimas semanas en sus corrales bajo su atenta mirada, extremando los cuidados antes de llevarlas al matadero personalmente, supervisando el sacrificio del animal así como su despiece, para luego decidir el destino de las distintas partes de dicha res.

Los chuleteros obtenidos, irán a la cámara en la que descansarán madurando una buena temporada, que será mas o menos larga en función del tipo de res, peso, raza, condiciones de la matanza, y sobro todo el amplio conocimiento atesorado por José tras los muchos años dedicado a esta tarea. Unos estarán 50 días en cámara, otros de reses mas viejas o mas recias sobrepasarán la centena de días, todo ello para conseguir una carne que exprese en boca todo su sabor, su suave textura, su jugosidad, para deshacerse en boca como si fuera mantequilla.


La variedad de razas que llegan a sus manos y que se pueden degustar en El Capricho, convierten a este lugar en el único del mundo en el que se pueden apreciar las diferencias entre unas carnes y otras y aprender de ello, aprender a distinguirlas poco a poco unas de otras, tras sucesivas degustaciones, como por ejemplo hace unos días, en que acudí con un amigo y Jose nos preparó para la ocasión dos chuletones, uno de buey de raza bermellona, de 7 años y 50 días de maduración en cámara y otro de raza maronesa, de mas de mil kilos la res y con mas de 100 días de maduración en cámara. Dos bueyes distintos de distinta raza y peso, cada uno con su tiempo justo de maduración. Ambos en su punto de parrilla y tras la preparación por José de la carne, ambos excelentes y diferentes. Apreciar esto, solo se puede hacer en este sitio.


Impresiona ver la cámara frigorífica en la que se encuentran los chuleteros a la espera de la parrilla y del comensal que va a disfrutar de estas carnes. Parecen todas iguales, y sin embargo son todas diferentes, pues las hay de raza alistana-sanabresa, maronesa, tudanca, retinta, mirandesa, rubia gallega, morucha, blanca cacereña, Sayaguesa, avileña, Asturiana de los Valles, frisona, etc.

Y es tras escribir estas lineas, es cuando me decido re-ordenar el título de este post en orden a la importancia de las cosas, y así queda José Gordón en primer lugar, pues sin el no existiría este templo de la carne. La carne en segundo lugar, pues es lo que nos hace desplazar tantos kilometros para disfrutar de ella, y El Capricho en el tercer lugar, pues es el sitio al que tenemos que dirigirnos para su disfrute, y crean me que merece la pena. Mas aún si uno se considera carnívoro.

El Capricho entre los cinco mejores restaurantes de carne de Europa, según The Wall Street Journal.

La carne Europea sufre un cambio de imagen que los viajeros pueden saborear

Los turistas se han quejado mucho por la dureza de la carne  servida incluso en los mejores  restaurantes de Europa. Ahora el continente está produciendo sabrosos cortes dignos de una reina.
Por 

Carnicería de Hugo Desnoyer. PHOTO: CÉLINE CLANET FOR THE WALL STREET JOURNAL
El Carnicero parisino Hugo Desnoyer palmeó cariñosamente la Limousin côte de boeuf (filete de costilla), deliciosa pieza que estaba preparando para mi almuerzo en una reciente y soleada tarde de sábado. "Es todo una cuestión de gusto todo lo que concierne a la textura", dijo. "En Francia y en gran parte de Europa, siempre hemos apreciado la carne con carácter, mientras que los EE.UU., Australia, tal vez Japón y muchos otros países están obsesionados con la terneza."
Ampliamente considerado como el mejor carnicero de la ciudad, el Sr. Desnoyer suministra carne a la legendaria L'Ami Louis y muchas de las mesas de los restaurantes Michelin de tres estrellas de la ciudad, entre ellos L'Astrance y L'Epicure. Hace dos años, comenzó a dar almuerzos en la mesa de invitados de su tienda del 16 Arrondissement, y desde entonces ha convertido en una de las reservas más difíciles de conseguir en la capital francesa. Su segundo restaurante se abrirá en Tokio en octubre.
"El sabor de la carne de todo animal le viene dado a través de lo que come y bebe, por lo que yo empleo nutricionistas que  ajustan las dietas del ganado y que después son seguidas por los cuarenta y seis agricultores y ganaderos que me suministran exclusivamente." ¿Y cuál es el sabor que esta nos da después? "Estamos buscando una buena carne , de res alimentada con  hierba, de sabor poderoso y un equilibrio perfecto entre la fibra y grasa", explicó el Sr. Desnoyer.
Asentí con la cabeza, pero no podía dejar de dejar de pensar en mi difunto padre y en una cena familiar en un restaurante en Normandía, hace muchos años. Después de un día de lluvia, tras visitar las playas del desembarco del día D, mamá sabiamente nos aconsejó el poulet a la Normanda, o pollo cocido a la sidra y la crema con manzanas y setas. Estaba delicioso. Pero papá quería un bistec, y así que él lo consiguió, pero no estaba feliz. "Esta carne está más dura que un zapato viejo," Recuerdo que dijo mientras  cortaba su entrecot, una reacción que innumerables turistas han tenido en las últimas décadas. "Debe haber venido de una vaca que pertenecía a Guillermo el Conquistador o algo así!"
Desde entonces, ha habido una revolución silenciosa en la cría de carne de vacuno y la producción en toda Europa, que comenzó a partir de la década de 1980, en respuesta a la fuerte oposición de los consumidores a la producción de carne industrial, a raíz de la enfermedad de las vacas locas, mudó la tendencia que continúa ganando impulso, y los mejores chefs de Europa prefieren servir ahora la carne de vaca que proviene de las razas autóctonas, criadas sin hormonas de crecimiento o antibióticos, con una dieta de pastos u otros alimentos naturales.
"La edad promedio de ganado de engorde a la hora de sacrificarlos es de 12 o 13 meses", dijo el Sr. Desnoyer. "Por el contrario, un animal alimentado con pasto no suele estar listo hasta que alcance por lo menos los 18 meses de edad, y muchos agricultores hay que esperan un total de dos años o más para sacrificarlos. Este tiempo de pastoreo adicional aumenta la complejidad del sabor y mejora la textura en la carne, a costa de aumentar los costes de esta. Después de que va al matadero, la carne se puede madurar más de lo que se solía hacer ", agregó el Sr. Desnoyer.
La magnífica carne jugosa, tierna y curiosamente herbácea, rica en minerales, el Limousin faux-filet (solomillo) que primero degusté hace casi dos años, se convirtió en mi punto de referencia cuando me decidí a hacer un rastreo de carne a lo largo de Europa, para averiguar si su carne podía ser ahora mejor que su rival Wagyu de Japón, que el bife de lomo de Argentina, o la chuleta de costilla de vaca prime que sirven en el restaurante Porter House del chef Michael Lomonaco en la ciudad de Nueva York.
En primer lugar, he definido mi búsqueda. Me gustaría comer sólo carne producida dentro de las fronteras del país que estaba visitando. Entre las principales cualidades que  busco sería que tuvieran un sabor distintivo, un perfecto equilibrio entre el entreverado sabor  de la grasa que hace la carne tierna y el músculo que le da consistencia para poderla masticar.
A decir verdad, el ancestral gusto Yankee por la carne lo aparté de mi para añadir algunos puntos  de ternura adicional. Después de todo, nunca se olvida el primer filete con el que te enamoras de la carne, y el mío fue servido en un restaurante que hace tiempo desapareció en Westport, Conn., A orillas del río de Saugatuck. Pero el Viejo Mundo está ahora sirviendo unas carnes singularmente espectaculares, recordándome que sí es posible caer en el amor más de una vez.

Los mejores lugares para incar el tenedor

Hemos recorrido el continente para encontrar las mejores carnes por las que mecece la pena cruzar un océano para poderlas disfrutar

Francia. La Table d’Hôtes de Hugo Desnoyer. (La Mesa de invitados de Hugo Desnoyer)


Desde que abrió sus puertas hace dos años, comer en la mesa de invitados de la carnicería del señor Desnoyer se ha convertido en el mejor sitio de París para los carnívoros. (28 rue du Docteur Blanche. http://www.hugodesnoyer.com/en/).

Hugo Desnoyer’s butcher shop PHOTO: CELINE CLANET FOR THE WALL STREET JOURNAL

Inglaterra. Hawksmoor Spitalfields


Hawksmoor Spitalfields PHOTO: HAWKSMOOR SPITALFIELDS

Simpson´s en el Strand, es uno de los lugares favoritos para degustar el roast-beef y el Pudding de Yorkshire desde hace más de 30 años, pero Hawksmoor Spitalfields es el mejor Steak House de Londres, por la sencilla razón de que la carne de vacuno procede de las manadas de Longhorn, en Shorthorn, en el que el ganado Galloway del ganadero Tim Wilson se alimenta de una dieta de pastos y heno en North Yorkshire. El filete de cadera madura a lo largo de 55 días para desarrollar los sabores sutiles de brezo. (157A Commercial Street, http://thehawksmoor.com).

Suecia. Restaurante AG


Stockholm’s AG Restaurant PHOTO: AG
La carne en este excelente restaurante de Estocolmo con paredes de azulejos blancos y tuberías expuestas es suministrada por Fällmans Kött, proveedores de la familia real sueca. Servido con croquetas de patata y crema de espinacas, sus gustos porterhouse son una expresión  elocuente y artificiosa de la potencia vegetal de los pastos en un país con unas estaciónes en las estos deben de crecer rápido (Kronobergsgatan 37, http://www.restaurangag.se).

Italia. Guido da Costigliole


La Terraza de Guido da Costigliole FOTO: FEDERICO GORGOGLIONE/RELAIS SAN MAURIZIO

Desde que fui sorprendido gastronómicamente por la Bistecca Panzanese a la brasa en la animada Officina della Bistecca, en la ciudad toscana de Panzano, hete que clasifiqué a Italia como destino primordial para cualquier persona que ama la gran carne (Via XX Luglio, 11 , Panzano in Chianti; http://www.dariocecchini.com).

En el otoño pasado, la importancia aumenta cuando visito la región noroeste, el Piamonte. Allí, en Guido da Costigliole, un restaurante en un complejo rural de lujo, descubrí los placeres de la carne de vacuno de Vicciola, una raza autóctona que se alimenta de hierba y avellanas.

"Tiene el mismo colesterol que la lubina, y a veces menos", me dijo el maître cuando me sirvió la carne ligeramente chamuscada, que fue cortada en cintas de un color granate. Casi desprovista de grasa, la carne era una obra maestra de la suculencia, sabores minerales ricos en dulces, incluyendo un sabor lejano pero delicioso a pan tostado con mantequilla (San Maurizio, de 39 años, de Santo Stefano Belbo; http://www.relaissanmaurizio.it).

Debido a que sólo 100 cabezas se producen al año, Vicciola puede estar  disponible tan intermitentemente como las trufas blancas de la región. Visite el sitio web del único productor, Macelleria Pino, para ver cuales son los restaurantes que el carnicero está suministrando (Vicciola no está disponible en Guido da Costigliole esta semana, por ejemplo) y siempre llamar con antelación para asegurarse de que está en el menú (http://www.vicciola.it).

España. La Bodega El Capricho


Bodega El Capricho FOTO: BODEGA EL CAPRICHO
Por una reseña de la cena-fiesta a la que asistió un compañero gastrónomo, viajé a Bodega El Capricho, en una esquina del noroeste de España, en la provincia de León, tras lo que prometía ser mejor carne del mundo. Lo que sucedió en esta capilla troglodita a la luz de las velas del restaurante dirigido por el chef José Gordon, a la sombra de las montañas cubiertas de nieve, estaba más cerca del placer de un festín a lo Cro-Magnon, con carnes asadas ​​a la brasa, que cualquier comida que hubiera comido antes. Pude degustar una variedad de  platos con las carnes de vacuno del Sr. Gordon en una diversidad de preparaciones, incluyendo su conocida Cecina, hecha mediante salazón, ahumado y secado del cuarto trasero de un buey. Cuando el Sr. Gordon llegó junto a la mesa a trocear mi solomillo jugoso de buey de la raza rubia gallega, me aconsejó comer un bocado de la grasa de marfil que bordeaba la chuleta con cada bocado de carne, para así amplificar su sabor. El sabor era tan bueno que induce una especie de éxtasis mudo. Mi mente se quedó en blanco por lo que me acaba de comer. Después del almuerzo, le pregunté al Sr. Gordon concretamente por qué su carne era tan notable. "Respeto", me dijo. "La carne es un reflejo de la intuición y el afecto de los agricultores hacia sus animales y hacia la naturaleza." (Paraje de la Vega, Jiménez de Jamuz; http://www.bodegaelcapricho.com).

Traducido de un artículo firmado por ALEXANDER LOBRANO.