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miércoles, 19 de junio de 2019

Timanfaya y El Restaurante Asador El Diablo

"La Tierra del Fuego", del Parque Nacional de Timanfaya (Lanzarote)
 Impresiona el recorrido por a Tierra del Fuego del Parque Lanzaroteño de Timanfaya, de tal manera que, si no fuera por el cielo azul, parecería que deambuláramos por otro planeta absolutamente inhóspito. Al amplio abanico de colores ocres y negros de tierras, polvo y basalto, los numerosos cráteres, la escasa vegetación nos impresiona fuertemente.

El Pozo del Diablo

El recorrido por el parque se inicia y acaba en una construcción en la que se puede contemplar los sifones de vapor cuando se les alimenta de agua, y el pozo del diablo, convertido en grill por mor del calor que desprende el basalto caliente del fondo, el cual está a unos  400 º C de temperatura. Desde el fondo al borde del pozo hay unos 5 metros,  y sobre este se deposita una parrilla en la que se colocan los alimentos para su asado con el calor que desprenden las entrañas de la Tierra. Y ante el aspecto que iban adquiriendo las viandas puestas a asar, y el olorcillo que desprendían mientras curioseábamos y les sacábamos foto tras foto, pues decidimos esperan a que se terminaran de hacer para pasar al comedor y entrar a degüello probando un poco de todo.

El Comedor
Pasamos a la sala, elegimos una mesa pegada al amplio ventanal para disfrutar de las vistas mientras tomamos un vino de la tierra.


Nos decantamos por un Tinto Vega del Yuco, de las Bodegas del mismo nombre, hecho con uvas de la variedad Listán negra y con una ficha de cata en la cual reza lo que sigue: "Vino elaborado con uvas de la variedad Listán Negra. De color rojo rubí, limpio y brillante. Aromas intensos a frutos rojos y negros, especialmente a moras. Fresco, de buen boca, largo y muy agradable en el postgusto".
Y así, a pequeños sorbos, esperamos a que el calor del diablo termine de hacer las viandas. Un poco de todo va a venir, empezando por la media docena de sardinas frescas del día procedentes de la flota costera de la isla.
El pollo asado y el solomillo vendrán posteriormente, y al final cerraremos con algo dulce para postre, siguiendo la tradición de mi familia, de naturaleza golosa por genética.
Ya llegan primero las sardinas con un aspecto excelente. La carne está jugosa, si bien no tienen tanta grasa como las sardinas del xeito gallegas allá por San Juan.

Se puede ver el fondo que desprende el calor

La textura también parece algo distinta, puede ser debido a la distinta procedencia y algo también al calor recibido en el grill.


El pollo asado de la misma manera estaba jugoso y en su punto, pero la piel estaba blanda, no se churrascó por el calor recibido, por lo que ya pensamos que esto era debido a la distancia habida entre la fuente de calor y la piel del alimento. Por cierto preguntado el maestro asador si me podía decir la temperatura que la parrilla recibía en la boca del pozo, este desconocía el dato. Curioso que no lo supiera por tener poca curiosidad.

     
La pieza de solomillo que vino a continuación, media hora estuvo al calor del pozo, estaba la carne tierna y mas pasada de como a mi me gusta, que es poco hecha. La superficie estaba tostada por el calor, pero no churruscada, sino mas bien blandita. Tradicionalmente en la parrilla no infernal se le da a la carne un golpe de calor para que cierre y no pierda el jugo, quedando churruscada en superficie y sin hacer en el interior. En este caso no es así. La pieza no se cierra y si se deja hacer poco a poco. Conclusión: el diablo te asa pero no te churrasca. Es un alivio.

Un flan con nata de postre cierra esta infernal pitanza, que no estuvo mal. No es para tirar cohetes, pero, ¿es que acaso se pueden tirar cohetes por algo que se asa en el infierno? Dejemoslo, que a lo mejor la pregunta tiene respuesta.

El Restaurante El Diablo se encuentra en el Parque Nacional de Timanfaya.

Calificaciones:
Entorno: magnífico
Comodidad: Buena
Atención y servicio: Bueno
Aseos: Bueno
Relación Calidad/precio: normal

El Capricho, las carnes rojas y José Gordón

Jose Gordón
Hay lugares que se convierten en centros de culto y de peregrinación por algún motivo. Lo era El Bulli hasta que cerró, por ser el máximo exponente de la innovación gastronómica. Lo es La Sagrada Familia de Barcelona por ser la Obra cumbre de la arquitectura de Gaudí.
Para aquellos que disfrutan de la buena carne, La Bodega El Capricho (Jimenez de Jamuz) se erige como el templo de las carnes rojas, y hay razones para ello que no se dan en ningún otro sitio.

La primera de ellas es la propia existencia de José Gordón, un personaje que se ha volcado en el descubrimiento de bueyes de tiro o vacas de labranza de cinco o mas años años y de quinientos kilos de peso, superando algunas reses la tonelada, a costa de recorrer miles de kilómetros por las carreteras de España y Portugal. Todas estas reses, son seguidas a lo largo de los años por el personalmente, pasando estas sus últimas semanas en sus corrales bajo su atenta mirada, extremando los cuidados antes de llevarlas al matadero personalmente, supervisando el sacrificio del animal así como su despiece, para luego decidir el destino de las distintas partes de dicha res.

Los chuleteros obtenidos, irán a la cámara en la que descansarán madurando una buena temporada, que será mas o menos larga en función del tipo de res, peso, raza, condiciones de la matanza, y sobro todo el amplio conocimiento atesorado por José tras los muchos años dedicado a esta tarea. Unos estarán 50 días en cámara, otros de reses mas viejas o mas recias sobrepasarán la centena de días, todo ello para conseguir una carne que exprese en boca todo su sabor, su suave textura, su jugosidad, para deshacerse en boca como si fuera mantequilla.


La variedad de razas que llegan a sus manos y que se pueden degustar en El Capricho, convierten a este lugar en el único del mundo en el que se pueden apreciar las diferencias entre unas carnes y otras y aprender de ello, aprender a distinguirlas poco a poco unas de otras, tras sucesivas degustaciones, como por ejemplo hace unos días, en que acudí con un amigo y Jose nos preparó para la ocasión dos chuletones, uno de buey de raza bermellona, de 7 años y 50 días de maduración en cámara y otro de raza maronesa, de mas de mil kilos la res y con mas de 100 días de maduración en cámara. Dos bueyes distintos de distinta raza y peso, cada uno con su tiempo justo de maduración. Ambos en su punto de parrilla y tras la preparación por José de la carne, ambos excelentes y diferentes. Apreciar esto, solo se puede hacer en este sitio.


Impresiona ver la cámara frigorífica en la que se encuentran los chuleteros a la espera de la parrilla y del comensal que va a disfrutar de estas carnes. Parecen todas iguales, y sin embargo son todas diferentes, pues las hay de raza alistana-sanabresa, maronesa, tudanca, retinta, mirandesa, rubia gallega, morucha, blanca cacereña, Sayaguesa, avileña, Asturiana de los Valles, frisona, etc.

Y es tras escribir estas lineas, es cuando me decido re-ordenar el título de este post en orden a la importancia de las cosas, y así queda José Gordón en primer lugar, pues sin el no existiría este templo de la carne. La carne en segundo lugar, pues es lo que nos hace desplazar tantos kilometros para disfrutar de ella, y El Capricho en el tercer lugar, pues es el sitio al que tenemos que dirigirnos para su disfrute, y crean me que merece la pena. Mas aún si uno se considera carnívoro.

Bodegón Gonzaba. Buena Pitanza asegurada

Ya no se cuantos años lleva abierto este mesón, pero muchos desde luego. Ha pasado por varias manos a lo largo de los años en lo que a su gestión se refiere, pero curiosamente se mantiene igual como si el paso de los años no afectara para nada al local, ni en lo que a sus instalaciones se refiere: mismo decorado, mismas mesas con los correspondientes bancos a cada lado, misma oferta culinaria, y esto último es lo mejor, pues sigo encontrando las cosas que bien me gustan, tan ricas como siempre. Se ha convertido en algo intemporal.
Hay algunas cosas que ya no hacen, como el guiso de bonito a la cazuela que tanto me gustaba en temporada, pero si siguen preparando las deliciosas cazuelas de champiñones, o los tiernos chopitos en su tinta en su correspondiente cazuela, pero ahora además hacen un estupendo pulpo a la brasa con patatas cocidas que es una delicia.
Los chuletones y los pescados a la brasa siguen estando disponibles para aquellos que gusten de los asados.
Nosotros preferimos rememorar los platos mas tradicionales y a ellos dirigimos nuestras apetencias.


Comenzando por la cazuela de champiñones bien calientes, de buen tamaño y sobre todo sabrosos, muy sabrosos.


Situamos el pulpo a la brasa en el medio, pulpo tierno en una adecuada textura y con unas patatas de la zona de Verín bañadas por una ajada, y todo ello espolvoreado por pimentón dulce. Rico, Rico.


Cerramos con una cazuela de chopitos tiernísimos en su tinta, no los comeré mejores en ningún sitio, pues son difíciles de mejorar, y se nota en la excelente pinta que tienen que casi se pueden oler a través de la pantalla desde la que los estas viendo.

Todo ello acompañado por una botella de Quinta de Tarsus de 2008, un tinto de la Ribera de Duero, digno acompañante de tan excelsa pitanza.

Tres raciones para cenar, compartidas entre cuatro personas, que bien llegaron pues las cazuelas vienen bien colmadas.

Un servicio rápido y atento, y un coste total de 50 €, lo que hace que saliéramos cada uno de nosotros por 12,5 €, que casi se puede decir que son precios de crisis, pero que siempre fue así, una buena calidad en los alimentos a un coste muy contenido. Merece la pena hacerles una visita de vez en cuando.
También tienen un local en A Coruña, con la misma oferta y calidad.
Dejo las direcciones de ambos.

Bodegón Gonzaba
Rúa Nova de Abaixo 17 (Galerías) Santiago de Compostela
Teléfono: 981 594 874
E- Mail: gonzaba@restaurantegonzabaasesino.com
Asador Gonzaba
Avenida de La Habana 22. A Coruña
Teléfono: 981 261 916
Web: http://www.gonzaba.es/

El Restaurante Asador Entre Vías en El Castiñeiriño. Santiago de Compostela


Me acabo de enterar por unos amigos de la re-apertura del Asador Entre Vías en un local del Castiñeiriño, en la Ciudad de Santiago de Compostela, y ya mismo nos entraron las urgencias de visitarlo de inmediato, para recordar como sabían los calamares de esta casa y la carne que tantas veces habíamos disfrutado en su época anterior. 


Y es que aunque parezca mentira, en pocos sitios uno puede encontrar una fritura de calamar tan bien resuelta, como la que esta casa ofrecía y ofrece a sus clientes, y lo mismo digo al referirme de la carne, pues tanto por la calidad de esta, obtenida de sus proveedores de la etapa anterior y que conservan en la actual etapa, como por el tratamiento dado por Antonio Sánchez, su propietario, tanto en su paso por cámara como por la parrilla, y que permiten disfrutar de un asado de calidad y en su punto. 


Por las características del local, con techos demasiado bajos, no se podrá disponer de las mini planchas para prepararlas en la mesa, pero Antonio ya le buscará seguro solución para seguir disfrutando de esas tiernísimas piezas de solomillo y croca.

Antonio y su familia en el antiguo Entre Vías

Estamos por tanto encantados de nuevo de recuperar a unos amigos, y de disfrutar del fruto de su excelente trabajo de nuevo.

El anterior Entre Vías
El Entrevías está en: Castiñeiriño 47. Santiago de Compostela.
Teléfono: 649 914721
Web: facebook Entrevías

Un Restaurante: Asador El Acebo. Un plato: Cuarto de lechazo churro


Saliendo de Vilagarcía de Arosa en dirección a Cambados, en la Urbanización El Rial se encuentra el Asador Acebo, un elegante restaurante especializado en asados castellanos al mas puro estilo arandino. De Aranda de Duero provienen los lechazos que Manel asa en el horno de cúpula con el que esta dorado el establecimiento. Pero no solo el lechazo, sino también el cochinillo asado es especialidad de la casa, así como las carnes rojas y los pescados a la parrilla.

Pero yo me quedo con el lechazo de esta casa, con la etiqueta de calidad y de procedencia de la carne en el tobillo de la pata, que identifica la calidad del producto, pero lo importante es el punto de asado de la pieza que hace que esta llegue al comensal en su justo punto que garantiza la terneza de su carne y su exquisito sabor.

Hay alguna que otra posibilidad de disfrutar de un buen asado castellano en establecimientos similares, pero yo me quedo con el de El Acebo como mejor opción.

El Restaurante Asador Acebo esta en:
C/ Fiuncho 14. Urbanización O Rial. Vilagarcía de Arousa (Pontevedra)
Teléfono: 986 508 001

Rock & Boi. Nueva apertura de un Fast & Good en Pontevedra

Visitamos Rock & Boi, el cual pone a disposición de sus clientes una amplia oferta gastronómica en la cual priman los productos gallegos de calidad, desde la ternera, vaca o buey de procedencia gallega, con diversos tipos de guarniciones y vegetales en temporada procedentes de la huerta de proximidad, hasta todo tipo de entrantes y tempuras, carne de pollos que han sido criados con vegetales, entrecots, etc. El café que ofrecen en la casa,  es de tueste diario, lo que hace que sea mucho mas aromático y sabroso, y es de la Casa Veracruz.


El local es espacioso, dotado con mesas altas, y con una original decoración a base de carteles de grupos musicales o cantantes famosos en los que se juega con sus nombre y el nombre del local. de tal manera que Pink Floyd se convierte en Pink Boy, o Elvis Presley acaba como Bois Presley, y así sucesivamente.


Pero no acaba aquí la cosa, pues Rock & Boi es al mismo tiempo coctelería, no en vano de los dos hermanos propietarios de este local, Angel es también regente de la Cocktelería Flanagan, mientras que Sergio lleva a sus espaldas mas de 15 años en Restauración, pues es además propietario de O Gato Gordo, en la Calle Flórez.  En los fogones, manda y mucho, Nicolás López (Las Molineras y Culler de Pau), cocinero avalado por una excelente trayectoria previa, y con la difícil tarea de ofrecer una cocina distinta y de calidad.


Tengo curiosidad por probar sobre todo las carnes rojas. Lo haré cuando tengan lista la planta superior, pues Galicia da muy buenas carnes, pero pocos restauradores se atreven a tratar con carnes de gran maduración, que son las mas interesantes y sabrosas, con mas matices.


En local se abarrotó de gente nada mas se abrieron sus puertas para la inauguración, y estaba todo lo que nos ofrecieron para picoteo muy bueno, pues una bandeja se vaciaba de contenido a los dos metros de recorrido (30 segundos de tiempo real).


Me llamó la atención que para la atención de la clientela, 10 personas estaban a cargo de la tarea, pues si que es verdad que para ofrecer un buen servicio, que es otro de sus objetivos, cualquier local que lo pretenda, deberá disponer de personal eficiente y suficiente, y en Rock&Boi, por lo que he visto, eso va a ser así.

Para la apertura del local, y por mediación de Sabela Bernardez, de  la empresa de consultoría y servicios empresariales Comunicamos, Rock&Boi contó con la presencia de medios de comunicación y de un buen número de blogueros expertos en gastronomía como Lorena Costas (Bake my Day), Frenchi Oubiña (Galicia Mola), Faustino Batallán (GastroyPolítica), Carmen Fernandez (Nos Comunicación), o Kike García Cerviño (La Alacena Roja) y Xoan Arco da Vella de O Paraiso Existe en su faceta de capturador de imágenes, algo que se le da muy bien.


En definitiva, pasamos un buen rato disfrutando de la gastronomía, de una buena conversación entre amigos y en mi caso de un par de gintonics. Como ya dije anteriormente, mas adelante volveré para detenerme mas en los aspectos gastronómicos de su carta. Pero todo hace presagiar que el éxito les ronda. Pontevedra es además una ciudad en que a sus gentes les gusta salir y disfrutar de la gastronomía de su ciudad (cuya oferta es cada día mas amplia y mejor), y de su bullicioso ambiente.


Por cierto, y antes de que se me olvide, si llegas a Rock & Boi en bici, te ofrecen un descuento sobre el pedido. Una buena idea.

Rock & Boi esta en: Calle Tetuán 10. Pontevedra.
Web: http://www.rockandboi.gl/
Mail: info@rockandboi.gl

El Capricho: Epicentro mundial de las carnes rojas, y José Gordón: sabiduría y buen hacer.

José Gordón, con su padre, Alfredo y El Pezuñas (Buey record Guiness)
Una vez se llega a El Capricho, se accede a La Cueva del restaurante, bien desde el Bar, bien por la parrilla. Los que acceden por la segunda, se asombrarán con la visión de las piezas de carne para servir en el día reposando en los mostradores. José estará decidiendo que chuletas irán a parar a cada mesa en función del número de comensales de cada una de ellas, y según sus gustos y elección, pues una chuleta procedente de estas piezas de carne, puede ir desde los dos kilos a mas de cuatro, y si se trata de grupos que pueden degustar carnes de distintas razas, de diferentes procedencias y de maduraciones mas o menos largas, pues puede entrar en la comanda mas de una pieza. De ahí la profusión de chuleteros que exhibe el mostrador de esta casa.

Mas grandes y mas pequeñas. Mas maduras, y menos maduras
Vaca y buey
De raza maronesa, de sayagües, de rubia gallega...
Todo dispuesto para el servicio de comidas de hoy
Es abrumador el espectáculo visual que la parrilla de El Capricho ofrece, y si a esto le añadimos el olor que desprenden los chuletones que se están haciendo a la parrilla bajo la atenta mirada de Alfredo, pues parece claro que estamos en el mismísimo Paraíso de la carne. No es de extrañar que todo el que por aqui pasa, quiera sacar fotos de las carnes, o los consabidos Selfies para que quede constancia de caras y chuletones en las mismas instantáneas. 

Pero es que además de lo visto y leído, esta casa ofrece a su selecta clientela todos los productos que, procediendo de los animales sacrificados, se elaboran a partir sus carnes. Y así los embutidos, las cecinas, los patés, las lenguas, las morcillas, etc., y hasta las pastas dulces elaboradas con la grasa de estos animales y que se ofrecen al final de la pitanza, todo se aprovecha.

Ensalada de "Marujitas"
Los productos de la huerta de la zona también se pueden degustar a la vez. Los pimientos del Bierzo asados y dispuestos en tiras en el plato, las setas en temporada, las ensaladas de "marujitas", una delicada verdura silvestre procedente de Salamanca que crece en las riveras de sus ríos, y que cuando uno tiene la rara oportunidad de encontrarla en la carta, no hay mayor disfrute, puesto no existe verdura mas rica que esta. También dispone el cliente de una extensa y variada carta de vinos, en la que se pueden encontrar botellas de muy diversa procedencia, en un amplio abanico de precios, para que este pueda elegir según sus gustos y poder adquisitivo.

La presentación de la pieza
El ritual de la carne comienza por la presentación a la mesa para su aceptación de los chuletones que José elige y sugiere. 

Tabla, cuchillo y tenedor preparados
Una vez aprobada la elección, estas van a la parrilla para su atemperado y cierre previos a la preparación y corte por Gordón ante los comensales que los van a disfrutar.


Y comienza el corte de las piezas en finas tiras para su degustación, separando grasas y hueso en seguros tajos con la poderosa herramienta que Gordón maneja con habilidad. Finalmente el comensal elige el primer trozo de carne que lentamente lleva a la boca, saboreándolo despacio, algunos con los ojos cerrados, concentrados en las sensaciones que la degustación les produce, disfrutando de la suave textura de la carne, de la variedad de matices que esta presenta en boca, mas aún, si la tira se acompaña de una pequeña porción de la grasa que con ella viene. Es el momento de coger la copa de vino y darle un sorbo, y vuelta a empezar. Al principio el chuletón parecía muy grande, y hay quien piensa que no va a ser capaz de acabarlo, pero al final en la fuente no quedan mas que los huesos y la grasa, y no hay sensación de hartazgo. La digestión no va a ser pesada, y el momento queda para el recuerdo.
Si hay posibilidad de acceder al almacén frigorífico, y mas aún, si se pueden visitar los animales vivos que José cuida y mima en su finca, se darán cuenta del valor y el mérito del trabajo que este hombre viene realizando en un pueblo perdido en la llanura de Castilla llamado Jimenez de Jamúz. No es de extrañar que importantes medios periodísticos del mundo le hayan dedicado su atención y sus portadas, para dejar constancia del valor de su trabajo, y del prestigio que supone para la cabaña de nuestro país que se reconozca a través este la calidad de las carnes procedentes de estas reses, y así el diario Inglés The Guardian considera a El Capricho como el undécimo mejor restaurante del mundo y el número uno para comer carnes, o el The New York Times cita a la Carne de El Capricho como "el chuletón perfecto". Quienes mas entienden, se deshacen en elogios hacia el trabajo de José Gordón. Llega el momento de que se le reconozca adecuadamente también aquí, en nuestro país, y de que sea profeta en su tierra.



 Para mas información, abrir el siguiente enlace: Arte en Carne

Restaurante- Brasería A Salga. A Illa de Arousa (Pontevedra)


Está al final del Paseo del Puerto, y desde su teraza se disfruta de una amplia vista sobre este. Su estilo de cocina es la tradicional gallega, pero su especialidad mas destacada es los pescados y carnes a la parrilla, sobre todo el atún y el pez espada, que es lo que venimos a comer a esta casa.



Pero antes de ir al pescado, pasamos por un entrante consistente, unos mejillones XXL al vapor y unos pimientos de Padrón de los que no comimos mas porque cuando solicitamos una segunda ración, ya se habían acabado.
Buenos estaban los moluscos, y sabrosos los pimientos, que no llegaron hasta el plato fuerte de la pitanza.




Ricas las  piezas de  pez espada de las dos raciónes que compartimos, si bien a mi me gusta un poco menos hecha la carne, no nos lo preguntaron, y nosotros tampoco les dijimos como nos gustaba. La compañía de un solitario trozo de tomate, y unas patatas blanditas pero ricas. En fin, que para ser el plato estrella de la casa, me pareció mas bien normalito.
Cerramos picando unos trocitos de lo que quedaba de una tarta de chocolate (menos de una ración), que tambien acabamos entre los tres comensales que éramos en esta ocasión. Con las cervezas que nos tomamos para acompañar la presente pitanza, 52 € pagamos por la totalidad. La relación calidad precio es buena, y la comida fue mas que suficiente. El local es ruidoso en el interior cuando está lleno (los gallegos hablamos alto), pero en la terraza se está muy bien.