viernes, 7 de julio de 2023

"Slow Life" y el arte de cocinar

Luisondome

Imagen: Vista Alegre

Hace unos días que leí un artículo de Eva de Voor en Medium que me encantó y me dio que pensar. Comenzó el artículo con una frase de Glennon Doyle que decía mas o menos lo siguiente: “Paris dice: Estamos aquí por tan poco tiempo. Bien podríamos sentarnos un rato con un buen café, compañía y pan. Aquí hay más tiempo para el ser humano, quizás porque ha habido más tiempo para aprender a serlo”. A partir de esta frase, Eva se extiende en como en España se convierte la necesidad de parar para comer, en un acto de socialización con la gente, pues para nosotros, según ella, comer es un acto social, que ha sido modelado por nuestra cultura. No puedo estar mas de acuerdo.


Pero esta manera de comer y socializar requiere de un elemento imprescindible: tiempo, lo que cada vez menos gente tiene por el ajetreo del mundo en que vivimos. Eva emplea un término que ya oí entes en boca de una amiga psicóloga que lo utiliza como el remedio que da solución a muchos de los males que ella trata, entre otros, el stress que tanta gente padece y que le llena la sala de espera de su consulta.


Escribe Eva: 


Vida lenta

Mi “resistencia silenciosa” comenzó cuando cambié mi vida a una “vida lenta”, pues la vida es súper lenta en la parte rural de la isla donde vivo. La vida aquí, obviamente, no va de una productividad constante, ni de cuántas tareas termino para tacharlas de mi lista de tareas pendientes. Esto puede sonar como un lujo para algunas personas, que simplemente no tienen tiempo y apenas pueden mantener la cabeza fuera del agua, y mucho menos pensar en formas de mejorar sus hábitos alimenticios. Para otros, que están apegados a sus ocupaciones, puede sonar aburrido como el infierno, ya que tienen cosas mucho más importantes que hacer que pensar en como alimentarse de manera sostenible. Craso error el de estos últimos, y gran decisión la de Eva.


Remata Eva su artículo, afirmando lo siguiente: “La comida es mucho más que comer y añadir energía a nuestro cuerpo. Se trata de cuidarnos a nosotros mismos y a los demás; es medicina Se trata de conectarnos con nuestro cuerpo y con las personas que nos rodean. Cuando decidimos conscientemente qué comer, es incluso un acto político (yo sustituiría esta palabra por social, o socializante), pero, sobre todo, la comida une a las personas cuando, solo por un momento, el tiempo parece interminable y dejamos de hacer para "simplemente ser". De nuevo no puedo estar mas de acuerdo, con una posición que vengo años practicando: hoy me considero un apasionado de la Slow Life.


Soy una persona mayor y jubilado, por lo tanto con todo mi tiempo disponible, por lo que soy un usuario a tiempo completo de la "Slow Life", un concepto desconocido para la mayoría de la gente, estresada como está por tener tantas cosas que hacer, y tan poco tiempo para hacerlas. Esta gente no sabe que se está matando poco a poco, que la vida se le escapa entre los dedos, y lo peor de todo es que les sucede sin que se den cuenta.


Imagen: Nina Holst

Sobre la Slow Life y las cosas del comer: planificar una comida o una cena


Para planificar adecuadamente una comida o una cena, la clave está en que sea apetecible en primer lugar para el anfitrión, en ponerle ilusión y planificarlo con tiempo suficiente. Abrir las puertas de nuestra casa siempre tiene que ser con un plan previo perfecto, algo que no es nada fácil lograr, pues depende de muchas cosas, que no siempre salen todas bien, pues siempre hay algo que falla.


Yo mismo: me considero un gastrónomo, perteneciente a un Grupo Gastronómico (Galicia Gastro), escritor de gastronomía, y amante del "buen comer y el buen beber". Pienso que soy un buen cocinero por afición (al menos eso me dicen), y cocinar para mí es todo un ritual, que empieza cuando decido organizar una comida o una cena, y cuando decido quienes van a ser mis invitados, para ellos pienso en un menú acorde a sus gustos, para después acudir al mercado local, y de paso decido qué puestos tengo que visitar. Voy pensando en los posibles platos y en lo que necesitaría, y cuando cruzo la puerta del mercado y veo los productos expuestos, siempre cambio de opinión y la plan se reinicia, porque siempre se me ocurren buenas ideas para posibles menús mientras estoy en el mercado visitando los puestos y comprando lo que necesito.


Mi mercado: Vivo en una pequeña ciudad de la Ría de Arosa, en Galicia, con un buen mercado bien surtido, por lo que el producto de origen local es de primera calidad, tanto el pescado y el marisco, como las verduras, o la carne, son gallegos, y son los mejores de la abundante despensa de España. Por lo tanto, tengo la mayor variedad para elegir.


La preparación de los alimentos: es un momento clave para el disfrute, ya que solo quien maneja el cuchillo con el que corta los alimentos puede ver el excelente aspecto que estos tienen en crudo, y percibir de cerca el aroma que estos desprenden, lo que es el preludio de los aromas que luego tendrá cada plato.


Cocinar los alimentos: es el arte de darle a los alimentos el punto y aspecto que los hace apetecibles, teniendo en cuenta que no sólo cocino para mí, sino que lo hago para que otras personas puedan disfrutar de lo que les he preparado. Por lo tanto, cocinar es un acto de generosidad y de aprecio que requiere tiempo, conocimiento y dedicación.


Preparar la mesa: Esencial e importante el cuidar el escenario en el que se va a celebrar la comida, es algo absolutamente necesario. Hay un protocolo que hay que conocer, y saber utilizar adecuadamente. Hay vestir adecuadamente la mesa, saber ubicar  a los comensales en esta, especialmente hay que saber elegir a los que se han de sentar a un lado y al otro del anfitrión y la anfitriona, distribuir los asientos teniendo en cuenta la afinidad entre los comensales es importante, porque esto te asegurará un buen ambiente durante toda la velada. Alternar a los invitados, es decir, sentar hombre-mujer-hombre-mujer y así hasta completar la mesa, siempre funciona. Señalar con una tarjeta el lugar a ocupar en la mesa por cada invitado, es uno de esos detalles del anfitrión perfecto. “Cada nota, por pequeña que nos parezca a nosotros, le hará mucha ilusión a los invitados. En definitiva, se trata de marcar de alguna manera la diferencia a la hora de recibir en nuestras casas”. Se debe de disponer correctamente la vajilla, elegir bien las bebidas según los gustos de cada comensal, y según los platos que conforman el menú por aquello del maridaje correcto, y estas deben de estar preparadas con anterioridad, y a la temperatura correcta. Es importante averiguar si algún invitado tiene algún tipo de alergia, para evitarla. Me gusta sugerir de antemano que mis invitados prescindan de los teléfonos móviles mientras están sentados a la mesa, si es posible.


Disfrutar del menú: el comer es un componente importante del estilo de vida que tan bien define Eva: "Slow Life". Hay que dedicarle tiempo a la comida, y la conversación ayuda a proporcionárselo. Tanto cada plato, como cada vino, nos han de proporcionar toda una paleta de matices (sabores, texturas, colores, presentación, etc...) y seguro que formarán parte de la conversación, y que pasarían desapercibidos si no les damos tiempo a que sean reconocidos.


Después de cenar: cuando los estómagos están bien alimentados y contentos, la experiencia me ha enseñado que las conversaciones se vuelven mucho más interesantes. Las sobremesas pueden ser largas, es fácil perder el sentido del tiempo, y esto es así porque es en estos momentos cuando nos sentimos más cómodos con nosotros mismos, y con los demás.


Cuando ya los invitados comienzan a retirarse, y toca despedirse de cada uno de ellos, da gusto ver sus caras de satisfacción y de agradecimiento por haberles hecho pasar un rato agradable, que suele ocupar varias horas, pero que han pasado como si nada. 


En definitiva: lo que acabo de describir sólo es posible para aquellos que han adoptado la vida lenta o Slow Life como forma de vida. La vida es corta, y solo hay una forma de estirarla: es dejar que el tiempo pase lentamente, mientras disfrutas de cada momento.



Artículo dedicado a Teresa Vazquez Amado. Mucho de lo que he aprendido sobre este tema, lo he aprendido de ella: para mi, la perfecta anfitriona, y a Eva de Vor, quien despertó mi interés en escribir sobre la Slow Life, algo que los tres compartimos.