Se ubica al final de Paseo de la Playa (Avda. Ramos Pereira), próximo a la pasarela que da acceso a la zona de las dunas de la Playa, habiendo una zona de parking libre próxima al citado restaurante.
Es un local de planta rectangular en el que se abigarran las mesas sin apenas espacio entre ellas. Los asientos son cómodos, y la decoración un poco fría por el tipo de iluminación (luz azul) del local.
Una carta muy amplia en varios idiomas nos es presentada, en la que destacan sobre todo las especialidades de bacalao, las cataplanas de arroz, las carnes a la parrilla, y en esta ocasión, y dado que está en temporada, las preparaciones de lampea.
En Portugal, cuando uno se sienta a la mesa, y antes de abrir la boca, ya le sitúan en el centro de la misma un plato con los aperitivos (tarrina de mantequilla, tarrina de crema de queso, paté de sardina, un queso fresco de tres leches y un queso curado, mas unas alitas de pollo fritas y picantonas) que se cobran al final, que no son precisamente baratas (24,5 €), y que solo se retiran si se le pide expresamente al camarero. Esto hay que tenerlo en cuenta a la hora de pedir, pues una de las virtudes de esta casa, es que el tamaño de la ración es descomunal, con lo que si uno se atiborra de aperitivos, pues le sobrará después parte de la ración, si bien disponen en la casa de recipientes para que se lo pueda llevar el cliente para rematarla después.
El servicio es rápido y atento, y en verano es conveniente reservar mesa. Dispone de terraza en el exterior con un pequeño número de mesas.
Pero vamos a entrar en detalles. Como decía anteriormente, ya veníamos con una idea preconcebida de lo que queríamos comer, el Bacalao con Miga de Broa (22,90 €), que es especialidad de la casa. Al enterarnos de que aún tenían en la carta la lamprea, pedimos una ración de esta preparada a la Bordelesa (25 €). La ración de Bacalao se compartió entre 3 personas. La Lamprea se compartió entre dos. Una sexta comensal dio buena cuenta de unos Espaguetis Vegetarianos (9,50 €).
Lamprea a la Bordelesa |
El resultado final es sabroso, pero es diferente a la lampea que se degusta al otro lado del Río Miño. No es que sea ni mejor ni peor. Solo es distinta, y a partir de aquí que cada cual opine según gustos.
La salsa tiene un toque ácido que se lo debe a la presencia del vinagre. El pan es tostado en vez de frito, lo que le da un sabor y una textura diferente. Se acompaña con una gran fuente de arroz blanco, como es tradicional. La textura de la lamprea es buena y su sabor está condicionado por la preparación de su salsa. Es chocante el encontrarse con la rodaja de chorizo, que en principio uno piensa que es lamprea, y después comprueba al entrar en boca que es otra cosa.
Al final, y tras acabar la ración, las dos personas que dimos cuenta de dicha lamprea concluimos que a pesar de que no era lo que esperábamos, el plato estaba bueno.
Bacalhao con Miga de Broa |
Llega el turno de valorar el plato de bacalao. La ración es enorme. Bajo la miga se esconden dos grandes trozos de bacalao muy grueso, que vienen acompañados de ensalada, patatas cocidas aceitunas, y la miga de pan de Broa. El bacalao esta en su justo punto de sal, presenta unas gruesas lascas de carne jugosas y brillantes, muy tiernas y sabrosas. La miga dorada en el aceite está en su punto, nada seca, y la patata es excelente. Un bacalao rico rico, podemos concluir.
La bandeja de postres |
Algo hay que decir de los postres de la casa. Nos presenta el camarero una gran bandeja en la que se disponen trece raciones de postres, todos ellos diferentes. Flan, natillas, mousses, tartas de queso, baba de camelho, tarta de lima, etc. Cada cual retira de la bandeja el que mas le apetece, y todos probamos de todo, por lo que podemos afirmar que todos estaban muy buenos, y lo que es mas chocante: que ninguno empalagaba el paladar, lo que es extraño dado lo les gusta lo muy dulce a los portugueses, y a mi también.
Acompañamos la comida con un tinto Alentejano de colheita del que nos bebimos dos botellas, la primera del año 2007 y la segunda del año 2004. Siendo excelentes ambos vinos, si se pueden apreciar diferencias entre ellos tanto en los aspectos visual y olfativos, como en boca, lo que nos permitió apreciar como afecta el paso del tiempo a la maduración de este caldo en botella. El equilibrio alcanzado por el 2004, y la potencia de sus aromas y sabor, y dado el precio contenido de este vino en las cartas de los restaurantes, es lo que hace que lo busque en estas por su excelente relación de calidad/precio (26,5 €/botella IVA 23% incluido) en este caso.
Es el Restaurante Portobello una buena opción para comer dentro de las posibilidades en la zona. En un día soleado, un paseo tras la comida por la pasarela de las dunas de la playa, es una buena manera de ayudar a la digestión.
El Restaurante Portobello está en:
- Av. Dr. Ramos Pereira
- Vila Praia De Âncora, Viana Do Castelo, Portugal
- Tel: +351 258 951 949
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